Categoría: Opinión

  • Exclusión de la Ley de Compras Públicas y el riesgo de corrupción en la Red Nacional de Hospitales

    Exclusión de la Ley de Compras Públicas y el riesgo de corrupción en la Red Nacional de Hospitales

    Desde mediados del siglo XX, la salud pública global ha experimentado un salto cualitativo y cuantitativo significativo que continúa hasta hoy. La esperanza de vida humana ha aumentado progresivamente, acompañada de una notable disminución de la mortalidad infantil en muchos países del mundo. Estos avances reflejan también un incremento considerable en la inversión tanto global como nacional en salud, aunque esta mayor inversión ha venido acompañada de un aumento de la corrupción en el sector. Los niveles de corrupción en salud se observan en países tanto ricos como pobres, siendo especialmente prevalentes en aquellos con menor adhesión al Estado de Derecho, escasa transparencia y débil rendición de cuentas.

    Aunque no existe una definición exhaustiva y universalmente aceptada de corrupción, se entiende claramente como «el abuso del poder confiado para beneficio propio». La corrupción es el mal más dañino que puede afectar a una sociedad. Sin embargo, su presencia en el sector salud provoca un daño social aún más profundo que en cualquier otro ámbito. Este daño es mortal. Se estima que, a nivel mundial, se gastan más de 7 billones de dólares en servicios sanitarios, de los cuales entre un 10% y un 25% se pierde directamente debido a la corrupción, representando así cientos de miles de millones de dólares desperdiciados cada año. Klitgaard y sus colegas destacan que la cantidad de corrupción depende de tres variables: monopolio (M) sobre el suministro de un bien o servicio, la discrecionalidad (D) de que gozan los proveedores, y la responsabilidad (A) del proveedor ante los demás. En su trabajo, Klitgaard mostró que la cantidad de corrupción (C) puede expresarse con la siguiente ecuación: C=M+D−A.

    En otras palabras, esta fórmula indica que, a mayor concentración del suministro de bienes o servicios, mayor será el poder discrecional de quienes controlan la oferta y menor su responsabilidad ante la sociedad; por lo tanto, la corrupción tenderá a aumentar.

    ¿Pero, existen indicios de corrupción en el sector salud de nuestro país?

    La corrupción en el sector salud de El Salvador ha sido señalada en múltiples casos, incluyendo irregularidades en la construcción de hospitales, sobreprecios en compras de insumos médicos y contratos irregulares, especialmente durante la pandemia de COVID-19. Uno de los casos más emblemáticos es el del Hospital Regional de San Miguel del ISSS, con anomalías en licitaciones, uso de materiales de baja calidad y problemas en la ejecución del proyecto, ligados a gestores previos del FMLN que afectaron la calidad del servicio esperado para los trabajadores y la población. Más recientemente, la creación de la Red Nacional de Hospitales, que opera al margen del Ministerio de Salud y sin apego a la Ley de Compras Públicas, ha generado gran preocupación por el potencial aumento de actos corruptos.

    ¿Cómo afecta la exclusión de la Ley de Compras Públicas a la Red Nacional de Hospitales?

    Esta es una pregunta de gran importancia para muchos salvadoreños y que el actual gobierno debe priorizar. Según la ecuación de Klitgaard, la exclusión de la Ley de Compras Públicas para la Red Nacional de Hospitales en El Salvador impacta significativamente la transparencia y la fiscalización de sus procesos de compra y contratación. La ley que crea esta red establece un régimen especial de adquisiciones y contrataciones, con autonomía administrativa y patrimonio propio, permitiéndole operar como un monopolio al margen de la normativa general vigente para el sector público.

    Este régimen especial no está sujeto a los controles habituales que impone la Ley de Compras Públicas y otorga facultades discrecionales para contratar, concesionar servicios y traer médicos extranjeros sin homologación, aumentando así el margen de maniobra sin supervisión. La junta directiva estará mayoritariamente conformada por delegados de Casa Presidencial, sin requisitos de experiencia médica o en gestión hospitalaria, lo que representa una concentración del control bajo el Ejecutivo sin mecanismos institucionales fuertes, y una menor responsabilidad del proveedor ante la sociedad.

    En conclusión, la ecuación de Klitgaard señala que el potencial de corrupción en la Red Nacional de Hospitales, dada la exclusión de la Ley de Compras Públicas, es alto, generando preocupación sobre la transparencia y el buen manejo de los recursos públicos en salud.

     

  • Los deberes a realizar, en cualquier parte del planeta

    Los deberes a realizar, en cualquier parte del planeta

    Nuestro propio camino, así como nuestro místico considerar, está desbordado; lleva consigo profundas cicatrices de enfrentamientos, tremendas desigualdades inhumanas que nos deshumanizan por completo y nos degradan anímicamente. Sin embargo, los lamentos tampoco sirven para nada, es el momento de la reacción a esta acción indiferente en muchos ámbitos. Desde luego, la desconexión social, dificulta un hacer reconciliador para poder pasar del conflicto a la comunión; y, así, poder enfrentar la desunión con valentía, la pasividad con compasión y llevar el acompañamiento allá donde hay angustia. En efecto, la primera obligación es estar ahí (hoy por ti, mañana por mí), prestando asistencia humanitaria a nuestros semejantes.

    Lógicamente, es un crimen de guerra utilizar el agotamiento y la debilidad como método de combate. Despertemos, pues,  y pongámonos a trabajar por la concordia, hasta que florezcan los horizontes como un jardín de esperanza. Jamás olvidemos que la vida es una batallar continuo, no un cruzarse de brazos. En consecuencia, otro de los compromisos es el de la escucha. Esto significa prestar oídos, dejarnos llevar al desierto y ver ahora lo que puede nacer de las ruinas, donde hay tanta congoja de inocentes. La paz no es una utopía espiritual; es una senda humilde a la que todos tenemos que volcarnos, realizada con gestos cotidianos que enlazan sueños para hacerlos realidad, entrelazando paciencia y esfuerzo; sin obviar, que tras el vivir y el imaginar, está lo que nos hermana, el amor.

    Amar es nuestro principal cometido, pero no puede hacerse, si antes uno no se ama asimismo. Además, únicamente aquella existencia ofrecida a los demás, merece la pena ser vivida. Activemos, por consiguiente, el tiempo del encuentro, sin encontronazos que nos distancien. Tampoco se pueden negar las voces de los análogos, porque sería renunciar a entendernos. Sin duda, los desafíos a los que se enfrenta la humanidad serán menos aterradores, si juntos trabajamos la comprensión y la hazaña conjunta, de modo fraterno y solidario, para que los avances diplomáticos se hagan realmente, tanto efectivos como afectivos. Un sistema que margina y es incapaz de ofrecer activamente sus talentos a la sociedad, falta a sus lazos para con esa ciudadanía.

    La irresponsabilidad es manifiesta, a poco que nos adentremos en el acontecer diario y lleguemos al alma de nuestro planeta. El afán destructivo está ahí, en cualquier esquina, con multitud de operaciones encubiertas y tensiones sectarias. Nos falta corazón y nos sobra mundanidad operativa interesada. Por eso, es vital que los líderes se reafirmen en abecedarios auténticos de servicio, sintiendo la común exigencia por la creación, y todo lo que ello conlleva en la promoción de la defensa de la tierra, del agua y del aire. Si falla la relación natural, con su espíritu místico, todo queda reducido a una posesión egoísta y, nuestra propia vida, se reduce a una carrera afanosa por tener lo más posible, en lugar de compartir, para que todos podamos vivir dignamente.

    En este sentido, la decisión ética, con la estética inseparable del buen hacer y mejor obrar, no solamente debe tener en cuenta los resultados de una acción, también los valores en juego y los deberes que se derivan de esos principios. Por esta razón, y más en un contexto plural y global, tenemos que encontrar lenguajes de lucidez que nos muevan el corazón y nos remuevan los latidos. Esto nos demanda otro tipo de grandezas, comenzando por la política, que ha de mostrar voluntad poética en el ejercicio del poder, pues suele costarle mucho asumir esta servidumbre colectiva de un orbe renovado sin fronteras ni frentes. Al fin, todo se reduce, a ser dueños de nosotros mismos y aquello que exigimos a los demás, que también sea contribución nuestra.

     

  • Se desploma el socialismo en Bolivia, y podría derrumbarse en Venezuela

    Se desploma el socialismo en Bolivia, y podría derrumbarse en Venezuela

    Enorme es la crisis de nervios que está padeciendo el socialismo hispanoamericano en el momento en que escribo esta columna. Los devastadores resultados electorales en Bolivia contra el partido de Evo Morales, las expectativas de una derrota oficialista en Chile en las elecciones de noviembre, el dramático recambio de liderazgos que está protagonizando Nicaragua ante la cercana desaparición de Daniel Ortega y la presión militar, política y diplomática americana sobre el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela han sometido al “progresismo” continental a una verdadera batidora de conmociones y malos presagios.

    El colapso del Movimiento al Socialismo (MAS) boliviano, en el evento electoral del 17 de agosto, ha marcado el fin de dos décadas de dominio narrativo de un modelo social y económico empobrecedor. Girando alrededor del polémico líder cocalero Evo Morales, la estela del MAS había venido desgastándose hasta rozar la agonía. El propio Morales, que lleva meses refugiado en la región de Trópico de Cochabamba para evitar la ejecución de una orden de captura en su contra, acusado por un caso grave de trata de personas, había llamado a sus seguidores a votar nulo con la pretensión de demostrar que, sin él en la papeleta, ningún candidato “representaba al pueblo”.

    Aunque consiguió alrededor del 18% de anulaciones, la maniobra de Morales terminó haciendo estallar al MAS

    Aunque consiguió alrededor del 18% de anulaciones, la maniobra de Morales terminó haciendo estallar al MAS, fragmentándolo hasta casi volverlo invisible en el Parlamento. Aparte de confirmar que dejó de ser el político popular que alguna vez fue, Evo profundizó el agujero dentro del socialismo boliviano al rebelarse en solitario contra un sistema electoral que ya no cree en los supuestos beneficios de la redistribución del ingreso vía materias primas que él impulsó.

    La elevación del gasto público, sustentado en el boom de productos como el gas natural, provocó un descontrol fiscal de proporciones ciclópeas, desembocando en ese 25% de inflación que hoy tiene a los bolivianos dispuestos a elegir presidente, en la segunda vuelta de octubre, entre dos candidatos enemigos declarados del socialismo: Rodrigo Paz y Jorge Tuto Quiroga. Ambos, de hecho, han tenido que salir a la palestra pública a decir qué harán con el fugitivo Morales si se alzan con la victoria.

    Pero así como el personalismo y el amor al poder destruyeron a Evo, el descalabro del actual mandatario, Luis Arce, dio inicio cuando reconoció el “triunfo” de Nicolás Maduro en las elecciones del año pasado en Venezuela, un reconocimiento falaz e innecesario que fue rechazado en casi todas las encuestas por sus propios ciudadanos. Arce no supo medir la temperatura del agua política con perspicacia, algo que sí parece estar haciendo Estados Unidos al tratar con el régimen venezolano.

    Pero seamos claros: a Washington no le desvela el hecho que Maduro sea un dictador, coleccione presos de conciencia o se robe elecciones. Eso viene ocurriendo desde hace rato y muchas otras líneas se han cruzado en Caracas sin despeinar a nadie en el Pentágono. El giro actual obedecería a la vinculación de la dictadura venezolana con los cárteles de la droga y a la calificación de “organización terrorista global” que ahora tiene la agrupación que encabeza Maduro contra los intereses norteamericanos, el Cártel de los Soles.

    Miembros de Hezbolá están en Venezuela desde hace mucho tiempo, tras la ola de inmigrantes que huyó de la guerra de Líbano en los años setenta y ochenta

    Ciertamente, el sucesor de Hugo Chávez ha sido desconocido por EE UU como legítimo presidente de Venezuela. Este repudio, sin embargo, es consistente solo con la excusa jurídica que proporciona, porque ninguna operación militar estadounidense puede emprenderse en territorio extranjero sin este requisito. El asunto estriba en desentrañar a qué llama “amenaza” la Casa Blanca cuando usa esta palabra uniéndola a Maduro.

    Todo hace suponer que el tráfico de droga hacia el norte constituye una razón suficiente para que Washington actúe contra el régimen venezolano. Pero tampoco debe pasarse por alto la relación que existe entre Caracas y Teherán, concretamente, entre los narcos sudamericanos y los infiltrados de Hezbolá en que responden a directrices iraníes.

    Miembros de Hezbolá están en Venezuela desde hace mucho tiempo, tras la ola de inmigrantes que huyó de la guerra de Líbano en los años setenta y ochenta. El tráfico de cocaína sería solo una de las actividades que estos terroristas facilitan. Armas, entrenamiento y logística para grupos clandestinos también estarían entre sus principales acciones, además de la cooperación en la extracción de toneladas de óxido de uranio que son enviadas a Irán desde yacimientos venezolanos.

    Por tanto, si es cierto que Maduro y sus secuaces colaboran activamente con el enriquecimiento nuclear iraní, el cerco militar sobre el régimen socialista respondería no solo a mantener a raya el tráfico de drogas en el Atlántico, sino a neutralizar los esfuerzos de otros enemigos que amenazan la seguridad interna de Estados Unidos.

    El despliegue de fuerza en el Caribe, además, permite a Donald Trump mantener a su disposición todas las cartas posibles: intervención anfibia directa sobre Venezuela, alentar posibles traiciones en el entorno de Maduro, sostener operaciones quirúrgicas por vía tecnológica, justificar acciones privadas de captura y extracción, así como una letal combinación de varios de estos escenarios.

    Lo inocultable es el nerviosismo imperante en Caracas y la hemisférica sensación de que existe una luz al final de ese largo túnel que el castrochavismo impuso en la tierra de Bolívar.

  • El trance colombiano

    El trance colombiano

    Hay sucesos que determinan un antes y después en la historia de un país y el magnicidio del senador y precandidato a la presidencia de Colombia por el partido Centro Democrático, Miguel Uribe Turbay, ha sido uno de esos episodios que incidirá dramáticamente en la historia colombiana.

    El senador Uribe, muerto a los 39 años, era abogado y nieto del expresidente Julio Cesar Turbay e hijo de la periodista, Diana Turbay, matada por el narcoterrorismo que comandaba Pablo Escobar.

    El legislador, cuando anuncio su aspiración a la presidencia aludió el asesinato de su madre con unas palabras que demostraba su compromiso y respeto a la ley, “Pude haber crecido buscando venganza, pero decidí hacer lo correcto: perdonar, pero nunca olvidar”. Uribe, identificado con la derecha política como lo demuestra su militancia partidista, consideraba la seguridad publica un aspecto clave de las administraciones gubernamentales y era partidario de las inversiones extranjeras.

    Crímenes similares, desgraciadamente, han tenido lugar en Colombia. Todos en un ambiente de gran tensión política, pero este ocurre en un escenario de fuerte crispación por la proximidad de las elecciones nacionales, mayo del próximo año, el fuerte antagonismo entre los precandidatos, la cuestionada sanción a prisión domiciliara del expresidente Álvaro Uribe y  la particularidad de que todas estas variantes ocurren cuando el país está gobernado, por primera vez en su historia, por una administración identificada con la izquierda política, cuyo presidente tiene escasamente un 37% del apoyo del electorado.

    La agrupación política, Pacto Histórico, que comanda el presidente Petro, seleccionó a sus precandidatos presidenciales y agrupa a varias organizaciones como Colombia Humana, el Polo Democrático Alternativo, Unión Patriótica y el partido Comunista, juntas en el objetivo de construir una fuerza unida que respalde las políticas del actual mandatario en los comicios del 2026, y pretendiendo crear un partido único con todas las implicaciones que esto tolera.

    Por su parte, los candidatos del Centro Democrático, conservador y de derecha, quizás se hagan un replanteamiento después del deceso del senador Uribe y la reclusión domiciliaria del exmandatario Álvaro Uribe, líder indiscutido de esa tendencia política en el país y figura pública de amplio prestigio en el escenario internacional.

    Vencer la tolda política que se identifica con Gustavo Petro no debe ser difícil porque la mayoría de la población está demostrando su insatisfacción con su gestión presidencial, sin embargo, la derecha debe entender que, si se enfrenta dividida a un bloque de la izquierda, la derrota es muy probable.

    Las próximas elecciones en Colombia son particularmente determinantes. El electorado podrá concluir si su voto a favor de la izquierda en los pasados comicios cumplió sus expectativas o si sus esperanzas fueron frustradas por el mal desempeño del actual gobierno.

    Además, la situación se complica con la aparente aproximación entre Bogotá y la dictadura del venezolano Nicolas Maduro, quien propuso la unión de las Fuerzas Armadas de Colombia con las Fuerza Armada Nacional Bolivariana, formula planteada después que el presidente Gustavo Petro le expresara su apoyo tras las tensiones con Estados Unidos, que emitió un comunicado ofreciendo una recompensa de 50 millones de dólares por la captura del autócrata.

    El penoso deceso del senador Uribe Turbay nos conduce al primero de estos magnicidios, para un total de ocho. El inicial ocurrió hace 111 años, la víctima fue un general que curiosamente llevaba el mismo apellido que el congresista asesinado.

    Según un trabajo de Brian Ferney Valencia publicado en “El Colombiano”, el asesinado fue un general antioqueño apellidado, Rafael Uribe Uribe, este militar había participado en tres conflictos nacionales, también era senador, diplomático, abogado y periodista, la información detalla que fue ultimado a hachazos a un lado del Capitolio Nacional.

    Es importante destacar que, a pesar de la continuada violencia política, terrorismo, secuestros y el narcotráfico, Colombia no ha perdido en ningún momento el ritmo constitucional, aunque la estrecha asociación de las guerrillas con el crimen organizado puso en serio peligro la democracia.

    Para beneficio del país los principales actores democráticos de la vida pública colombiana, políticos, militares, dirigentes sociales y los sectores activos de las comunidades, han tenido la cordura necesaria para mantener la ecuanimidad y no dejarse provocar por quienes quieren promover el caos y conducir al país al mar de la felicidad venezolano, como Hugo Chávez y Nicolas Maduro han conducido al pueblo venezolano a la ciénaga del castrismo.

     

  • Desinformación en redes sociales sobre la nueva ley de salud: aclarando dudas

    Desinformación en redes sociales sobre la nueva ley de salud: aclarando dudas

    La semana pasada, un periódico de amplia circulación en nuestro país publicó un artículo sobre el temor que tienen los sindicatos médicos ante la nueva ley de hospitales, que podría llevar a la privatización de la salud. Según la nota, el Movimiento por la Salud “Dr. Salvador Allende” (ALAMES El Salvador) y el Sindicato de Trabajadores por la Salud (SITRASALUD) consideran que la aprobación de esta ley representa el primer paso hacia la privatización del sistema público de salud. “Se confirma lo que este gobierno quería ocultar: vamos camino a la privatización del sistema público de salud”, afirmaron miembros de SITRASALUD.

    No sé si estamos leyendo y analizando el mismo documento, pero en mi opinión, la nueva propuesta de ley establece exactamente lo contrario. Las redes nacionales de hospitales —recordemos que este no es un invento de este gobierno, sino un modelo internacionalmente reconocido para la provisión de servicios hospitalarios— son un componente clave en los sistemas de salud, especialmente dentro del marco de las Redes Integradas de Servicios de Salud (RISS) promovidas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS).

    Estas redes son estructuras operativas cuyo objetivo principal es aumentar la cobertura y el acceso universal a la atención sanitaria, ofrecer una atención integral, integrada y continua, mejorar la eficiencia y calidad técnica, así como reducir la fragmentación de los servicios. Muchas veces, nuestra desconfianza es tan profunda que cualquier propuesta, proveniente de personas o instituciones, se interpreta negativamente, llegando al pesimismo extremo y a la falta de fe en las intenciones o acciones ajenas.

    En la vida, nada es completamente blanco ni negro. El gremio médico, incluyendo sus sindicatos, es consciente de que nuestro sistema de salud, tanto público como privado, está quebrado y necesita desde hace mucho tiempo una reforma profunda. El debate y cuestionamiento son saludables y necesarios, pero deben basarse en evidencia.

    La nueva ley no permite la privatización de los servicios médicos ofrecidos por los hospitales de la Red Nacional de Hospitales. Según el documento, esta red se establece como una entidad de derecho público descentralizada, con autonomía administrativa y jurídica, pero que continúa siendo parte integral del sistema público de salud. Su objetivo principal es garantizar atención médica eficiente y accesible para la población salvadoreña, manteniendo siempre su carácter público.

    En distintas plataformas de redes sociales, como WhatsApp y X, se han difundido una serie de mensajes con conceptos apocalípticos que, más que informar, buscan generar temor tanto en el gremio médico como en la población en general. En particular, se mencionan temas como la incorporación de médicos extranjeros, la supuesta prohibición de consultas privadas para médicos de la red hospitalaria, y la diferencia salarial entre médicos nacionales y extranjeros.

    La nueva ley permite la contratación de médicos extranjeros por hasta diez años, sin necesidad de homologar títulos si provienen de países con sistemas de salud superiores. Estos médicos trabajarán exclusivamente en el sistema público, podrán participar en docencia e investigación en hospitales escuela, y se facilitará su residencia temporal o definitiva junto con sus familias. El objetivo es fortalecer el sistema de salud, cubrir la demanda especializada y mejorar la calidad de los servicios médicos.

    La nueva ley prohíbe que los médicos contratados por la Red Nacional de Hospitales realicen consultas privadas o intervenciones en clínicas u hospitales privados, salvo en casos excepcionales como emergencias, catástrofes, epidemias u otras calamidades generales. Estas situaciones deben estar debidamente justificadas y autorizadas por la Junta Directiva de la Red Nacional de Hospitales.

    Además, los profesionales de la salud contratados por la Red deberán dedicar su labor exclusivamente al beneficio de la salud de la población salvadoreña y de los usuarios de la Red Nacional de Hospitales.

    La ley no establece explícitamente que los médicos extranjeros ganarán más que los médicos nacionales. Sin embargo, permite que los médicos extranjeros contratados por la Red Nacional de Hospitales ejerzan su profesión sin necesidad de homologar sus títulos, siempre que provengan de países con sistemas de salud superiores al de El Salvador.  Esto podría facilitar su contratación y condiciones laborales.

    El salario y las prestaciones de los médicos, tanto nacionales como extranjeros, estarán regulados por la normativa interna de la Red Nacional de Hospitales, y no se menciona una diferenciación salarial basada en la nacionalidad. Por lo tanto, cualquier diferencia en remuneración dependerá de las políticas internas de la institución y no de una disposición explícita en la ley.

    * El Dr. Alfonso Rosales es médico epidemiólogo, consultor independiente de salud de nivel internacional

  • Escuelas, disciplina y futuro

    Escuelas, disciplina y futuro

    La historia de El Salvador demuestra que los militares han desempeñado un papel importante más allá de las armas. En distintas épocas, su participación ha incidido en la vida social y cultural del país, particularmente en el ámbito educativo. Lejos de una visión reducida, los hechos muestran que presidentes y ministros con formación castrense han contribuido al fortalecimiento de la educación, generando instituciones y obras que aún hoy sostienen el desarrollo nacional. Desde las reformas impulsadas por Gerardo Barrios en el siglo XIX, pasando por el ambicioso plan de construcción de 5,000 escuelas bajo el gobierno del coronel Arturo Armando Molina (1972-1977).

    El presidente Gerardo Barrios, en el período 1859-1863, fue un militar liberal de pensamiento reformista. Durante su gobierno se consolidó la Universidad de El Salvador, fundada en 1841, pero revitalizada bajo su gestión con un carácter verdaderamente nacional. Barrios comprendió que el progreso dependía de formar profesionales en derecho, medicina, ingeniería y magisterio, capaces de conducir al país hacia la modernidad. Promovió becas al extranjero, introdujo textos modernos y fomentó una enseñanza crítica.

    Las crónicas cuentan que en más de una ocasión visitó personalmente los colegios para animar a los jóvenes a estudiar, convencido de que la educación era la más alta expresión de patriotismo. Un siglo después, el coronel Arturo Armando Molina, presidente entre 1972 y 1977, emprendió uno de los programas de infraestructura educativa más significativos en América Central: la construcción de 5,000 escuelas. El proyecto buscó ampliar la cobertura en todos los departamentos, llevando la escuela a comunidades que antes carecían incluso de un aula formal.

    Las escuelas no solo significaron edificios, sino espacios de esperanza. La población celebraba su inauguración con entusiasmo, porque representaban la posibilidad de romper con generaciones de analfabetismo. Hoy, muchas de esas escuelas siguen funcionando y constituyen un testimonio palpable de una política de Estado que priorizó la educación como motor de transformación social. La visión militar ha concebido históricamente la educación como un proceso de disciplina, orden y servicio a la patria. Lejos de concebirse como autoritarismo, esa disciplina aplicada correctamente ha significado organización institucional, responsabilidad en el cumplimiento de metas y resultados concretos.

    De esta manera, la contribución militar a la educación en El Salvador no debe evaluarse únicamente desde la política, sino desde sus resultados en la formación de ciudadanos, la creación de infraestructura y el fortalecimiento de valores cívicos. En la actualidad, la Doctora Karla Trigueros, como nueva Ministra de Educación y oficial militar, creo que retomara esa tradición de servicio, adaptándola a las necesidades del siglo XXI. Su gestión impregna una visión clara de modernización de centros educativos, con mejoras en infraestructura y programas académicos, pero también por un énfasis en la disciplina escolar.

    Ahora bien, las comunidades educativas han recibido estas medidas con una visión positiva, pues contribuyen a restaurar la imagen de la escuela como espacio de respeto y dignidad donde la rebeldía no tendrá lugar. Desde un punto de vista académico, se observa que la disciplina se enmarca en la tradición militar de organización y orden, pero con un enfoque pedagógico que fortalece la autoestima y la identidad de los estudiantes. Estudios internacionales demuestran que la disciplina escolar, entendida como orden y constancia, está directamente relacionada con la mejora del rendimiento académico y la disminución de la deserción.

    Al igual que Gerardo Barrios en el siglo XIX apostó por la universidad como símbolo del progreso, y Arturo Armando Molina en los años setenta llevó la educación primaria a todos los rincones. Ahora debemos ver hacia el futuro con el fundamento en una cultura educativa integral y de valores, donde la disciplina es tan importante como la infraestructura y el currículo. La historia de El Salvador no puede narrarse sin reconocer el aporte de los militares en el desarrollo educativo. El Capitan General Gerardo Barrios impulsó la universidad nacional como motor de modernización.

    Arturo Armando Molina construyó 5,000 escuelas que aún siguen en pie como testimonio de un sueño cumplido; por lo tanto, no le tengamos temor a la educación con disciplina y al orden y excelencia académica. El legado de todos ellos coincide en una convicción: educar es también una forma de defender la patria.

    Como lo enseña la Palabra de Dios: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). Este principio sigue siendo vigente, y se refleja en cada aula que abre sus puertas, en cada niño que se forma con disciplina, y en cada generación que encuentra en la educación la herencia más noble del Estado salvadoreño.

  • Los hermanos Menéndez: ¿un final sin redención?

    Los hermanos Menéndez: ¿un final sin redención?

    La reciente negativa de libertad condicional a los hermanos Lyle y Erik Menéndez nos obliga a reflexionar sobre un caso que, a más de tres décadas de los asesinatos de sus padres, sigue fascinando y dividiendo a la opinión pública. Como criminólogo, la pregunta que surge es: ¿qué significa esta decisión para el futuro de los Menéndez y para el sistema de justicia en sí mismo?

    La Junta de Libertad Condicional de California, al denegar su solicitud, envió un mensaje claro: la crueldad de sus crímenes y la falta de un remordimiento genuino, percibido por las autoridades, pesan más que el tiempo cumplido y la supuesta rehabilitación. En el imaginario colectivo, los Menéndez no son solo asesinos; son la encarnación de la traición familiar, un acto que rompió el tabú más sagrado de la sociedad. Si bien la defensa argumentó que los asesinatos fueron una respuesta a años de abuso físico, emocional y sexual, la corte original y, ahora, la junta de libertad condicional han optado por priorizar la brutalidad del acto.

    Esta negativa no es un hecho aislado. Se enmarca en una tendencia de la justicia estadounidense, que a menudo, por lo general muestra una reticencia a perdonar crímenes de alto perfil que conmocionaron a la nación. La posibilidad de un «perdón» o una segunda oportunidad para figuras como los Menéndez genera controversia. ¿Se les debe considerar rehabilitados, capaces de reintegrarse a la sociedad? ¿O la pena es un castigo perpetuo, un recordatorio de que ciertos actos son imperdonables? La junta, al rechazar su solicitud, se inclinó por la segunda opción, reafirmando la idea de que la magnitud de su crimen los condena a una vida tras las rejas por sobre la posibilidad que existiera cuaquier tipo de abusos contra los hermanos.

    Para Lyle y Erik, esto significa que sus vidas están selladas. Si bien tendrán derecho a futuras audiencias de libertad condicional, la probabilidad de que su situación cambie es escasa. Los Menéndez ya no son los jóvenes que mataron a sus padres; son hombres de mediana edad que han pasado más de la mitad de su vida en prisión. Es probable que sus últimos años transcurran en un entorno de reclusión, lejos de la redención o el perdón público.

    Este caso, y la reciente decisión, nos invitan a un debate más amplio sobre el propósito de la prisión. ¿Es solo un lugar de castigo o un centro de rehabilitación? Se consideran bodegas humanas donde los criminales deben morir sin ningun tipo de beneficio penitenciario. La negativa de libertad condicional a los Menéndez parece sugerir que, al menos en su caso, la prisión es un castigo. Y si bien esto puede satisfacer a quienes creen que los crímenes graves deben ser castigados sin piedad, también plantea interrogantes sobre la posibilidad de la redención.

    ¿Hay límites al perdón, incluso cuando los perpetradores han pagado su deuda con la sociedad? La respuesta de la junta en Estados Unidos por ahora, parece ser «sí». Y para los hermanos Menéndez, esa respuesta es un punto final a cualquier esperanza de un futuro fuera de las rejas.

     

    *Ricardo Sosa es Dr y Msc en Crimlnologia 

    @jricardososa 

  • El vencedor

    El vencedor

    Las tropas israelíes han derrotado, en un sentido general, a Hamás. Parece que eso está claro. El problema es que la guerra contra Hamás se convirtió en el exterminio contra los palestinos de Gaza. Ese es el error estratégico que Netanyahu y sus cancerberos han cometido adrede para culminar su proceso de dominio total del territorio de Gaza (y piensan que también del resto de Palestina). Así como Netanyahu y sus acólitos extremistas no son la totalidad de Israel, Hamás tampoco es la totalidad de los palestinos ni de Gaza.

    Haber homologado palestinos = combatientes de Hamás es una simplificación que está poniendo en problemas al gobierno israelí. Porque no solo es mentira, sino que no hay evidencias contundentes que respalden esto.

    ¿Tuvo apoyo mayoritario Hamás en Gaza? Sí, pero ya no lo tiene. El suplicio que está pagando la población palestina de Gaza lo ha borrado. La acción terrorista de Hamás del 7 de octubre de 2023 contra Israel ha sellado su derrota de forma indubitable.

    Sin embargo, la impresionante reciente manifestación en Tel Aviv demandando al gobierno israelí para que garantice la vida de los rehenes que están en poder de Hamás, constituye un punto de quiebre en el cuadro de situación, porque es por dentro donde al parecer que se puede sofrenar la ferocidad de estos señores sedientos de sangre. Y esto podría llevar a decir la siguiente expresión en latín: Intus poma putrescunt.

    La ciudadanía israelí también está cansada de esta paranoia guerrera que podría poner en serio peligro la convivencia en Israel, sino es que ya está en riesgo. Su medallón de ‘país feliz’ podría estarse derritiendo.

    A medida que se van recogiendo los datos de lo que ha ocurrido, y no solo en el terreno material, que ha sido terrible: han llevado a la edad de piedra a los habitantes de Gaza. Lo que es una brutalidad inaceptable. Pero, digamos, que lo material puede reconstruirse, de cualquier modo, las edificaciones pueden erigirse en un mediano o largo plazo.

    Los datos que al día de hoy se tienen en cuanto a la cantidad de niños asesinados y heridos ronda los 50 000 y los huérfanos de padre y madre andan por los17 000 niños en esa condición, y esto además de los que se encuentran desamparados de una u otra forma en diferentes puntos de los alrededores de Gaza. Todo esto es dantesco.

    Que el mundo entero siga observando con espantosa pasividad esta iniquidad es en realidad una vergüenza.

    Netanyahu y su cohorte de enfebrecidos señores de la guerra se han pasado todas las líneas rojas. El eslogan de que todos los que están en Gaza son combatientes de Hamás es insostenible.

    ¿Quién velará por estos miles de niñas y niños que han quedado en orfandad? ¿Dónde vivirán? ¿Cómo se educarán? ¿Los dejarán ahí nomás tirados a su suerte? ¿Cómo reconstruirán sus vidas estas criaturas? ¿Y sus recuerdos? ¿Y su vida anímica? ¿Y sus múltiples traumas?

    Netanyahu está embarrado hasta las narices en esto y también sus patrocinadores.

    Si se compara con la bestialidad de los nazis que asesinaron a 1,500,000 niños durante la segunda guerra mundial (de los que un millón eran judíos), pues podría decirse, de forma banal, que está lejos de eso el ejército israelí. Pero no, porque los nazis hicieron eso en toda Europa, y los halcones israelíes están materializando su obra en un ínfimo territorio de 365 kilómetros cuadrados, que es lo que mide la Franja de Gaza.

    El ejército israelí ha vencido a Hamás y quien diga lo contrario no está leyendo bien los datos duros que están ahí frente a las narices. Pero esa victoria es pírrica si se considera el daño irreparable que ha causado a las familias palestinas asentadas en Gaza, y donde los niños supervivientes están condenados de por vida a padecer todas clase de secuelas físicas y psíquicas por esta guerra contra Hamás que ya terminó y que el gobierno israelí sigue vendiendo como el ‘falta un poco más’. Y no, eso ya terminó. Esos extraños israelíes, nietos y bisnietos de los judíos aniquilados por los nazis, han vencido a Hamás y han apabullado a la población palestina de Gaza. ¿Qué más quieren? ¿Tragarse esos territorios? ¿Irán por los otros palestinos de Cisjordania también frente a la mirada impasible de las grandes potencias?

    El vencedor está enloquecido por su exitosa campaña y ahora se apresta a expulsar a los palestinos de Gaza, y así lo ha expresado con toda claridad sin importar ninguna consideración de ningún tipo. Pero el vencedor se equivoca. Derrotó a Hamás, sí, pero no a la inmensa población palestina que está en Gaza, en Cisjordania, en Egipto, en Jordania, en Líbano, en Siria, en las ‘ciudades mixtas’ dentro de Israel.

    *Jaime Barba. REGIÓN Centro de Investigaciones

     

     

     

     

     

  • La disciplina y orden en las escuelas

    La disciplina y orden en las escuelas

    Hemos entrado en un nuevo panorama educativo en donde el presidente Bukele ha nombrado como ministra de Educación a la doctora y militar Karla Trigueros. Lo primero que hizo fue visitar algunas escuelas deterioradas, aunque la sorpresa es que ha impuesto nuevas medidas en los centros escolares públicos con una pizca al estilo militar.

    El uso de medidas disciplinarias ayuda a transformar la educación salvadoreña, exhortó el presidente Bukele. El llevar el uniforme limpio y planchado, el cabello recortado, enseñarles a los alumnos a saludar es parte de las nuevas disposiciones a cumplir en los centros educativos. Es una obligación y se están cumpliendo. La vigilancia, el control y la corrección ayudan a tener mejores ciudadanos.

    He escuchado diferentes puntos de vista sobre el nombramiento de la ministra y cuáles son sus primeras reglas a cumplir. Creo que es importante educar primero a los estudiantes y luego ir transformando los planes estratégicos en educación. Recordemos que la educación salvadoreña pública tiene muchos problemas con la calidad educativa. 

    Aún no sabemos qué cambios se implementarán en la currícula educativa, lo que se percibe es que desean que haya disciplina, orden y respeto en los centros educativos públicos. Enhorabuena, esperemos los resultados. 

    En algunos colegios siempre han cumplido las normas y reglas. El alumno llega pulcro al colegio, con peinado acorde y uniforme bien planchado. Así como llegan al colegio, lo hacen cuando van entrando a las puertas de su casa. Limpios y ordenados.

    En los colegios es otro mundo, otro tipo de estirpe. No es que sean más educados, lo que sucede es que en el mismo colegio les imponen reglas a cumplir. Si usted llega a un aula los alumnos rápidamente se ponen de pie y saludan. A las alumnas no les permiten andar con pendientes o aritos y no se les permite el maquillaje. En los colegios la disciplina es diferente.

    Con las nuevas disposiciones, las cuales no son nuevas en el país; ya que, en tiempos del expresidente Maximiliano Martínez implementaron esas mismas reglas en las escuelas. La ciudadanía está preocupada debido a que piensa que se pueda militarizar la educación. Martínez lo hizo con la misión de formar ciudadanos obedientes y patriotas. Algunos piensan que hasta incorporarán el servicio militar obligatorio. La vox pupuli manifiesta que, si esto lo hubiesen implementado, no se hubiese tenido la proliferación de las pandillas. 

    Desde que Manuel Carreño escribió el Manual de Urbanidad y buenas maneras, la sociedad tuvo un cambio significativo. En las escuelas fue un éxito; ya que, logró transformar la conducta de los estudiantes. Si una sociedad es ordenada, disciplinada y cumple las reglas y normas que impone el Estado, todo marchará bien. Por lo tanto, los directores y docentes son los primeros que deben de dar el ejemplo. 

    En redes sociales, alguien me dijo: —pero el civismo y urbanidad se está impartiendo en las escuelas — Así es, sin embargo, tal parece que no se ponen en práctica. Además, según los padres de familia, la educación, los valores y disciplina se enseña en el hogar. Aunque, en la escuela se termina de formar al niño y adolescente. 

    En las universidades, son pocos los alumnos que saludan. Quizá el civismo y urbanidad no se impartan, pero sabemos que a esa edad hay madurez. En la academia he impartido la cátedra de Protocolo y Etiqueta, en donde cada tema hace que los estudiantes se pulan, aprenden a ser más respetuosos y aplican los valores. 

    Se espera que haya cambios en los centros escolares, que el respeto y la disciplina sea parte del diario vivir. Se debe tener un manual desde el saludo, formación para cantar el himno nacional, tal como se hacía antes, el uso correcto del uniforme, tener un vocabulario adecuado, entre otras normativas. Cambiar paradigmas en el ámbito educativo conlleva a variados comentarios. 

    * Fidel López Eguizábal es docente e investigador Universidad Nueva San Salvador 

    fidel.lopez@mail.unssa.edu.sv

     

  • Frente a los descontroles humanos, el control sobre nuestras propias vidas

    Frente a los descontroles humanos, el control sobre nuestras propias vidas

    Nuestra única defensa contra todo es el amor verdadero. Hay que poner alma en la protección y abandonar las armas. Además, si nos tomamos en serio la concordia, debemos apoyar los nexos que nos unen y hemos de financiar a las instituciones que hacen posible la paz. Por desgracia, las tendencias actuales son alarmantes. La violencia persiste por cualquiera de los rincones planetarios y la inseguridad alimentaria incrementa la vulnerabilidad. Es hora de abolir la explotación humana, de una vez por todas, y de reconocer la integridad igual e incondicional de todos y en cada uno de los individuos. Ojalá aprendamos a reconstruirnos humanamente, a ser menos posesivos y más donantes, sobre todo en aquellas zonas de conflicto donde los servicios son más inaccesibles.

    La espiral del desconcierto y la inhumanidad es manifiesta. No nos hace bien esa situación dominadora, que todo lo avasalla y corrompe; y, aún menos, considerar a los otros como vejatorios y pretender dar lecciones permanentemente, en un orbe totalmente desbocado. Una crisis sobre otra crisis, nos está dejando sin palabras. El descontrol es tan patente, que hasta los grupos armados usan la violencia sexual para controlar territorios y recursos, reclutando combatientes. Tampoco la solución es militar. El único camino a seguir es el decoro y la decencia; la diplomacia, en suma. Entonces no caigamos en la seducción de buscar la seguridad en los éxitos mundanos, en las posesiones y en la superioridad, aprendamos a reprendernos, que será como remar contracorriente.

    En cualquier caso, esta situación decadente debe hacernos repensar y no embestir contra todo aquello que nos quita el aliento; la cuestión radica en no lanzarse piedras entre semejantes; puesto que, una minoría privilegiada suele apropiarse el poder contra la mayoría esclavizada. Sería bueno, por consiguiente, no perder el sentido de la realidad, al menos para ganar claridad interior y no perecer en la incomprensión reinante. La aureola resplandeciente es un camino comunitario, en el que todos somos necesarios e imprescindibles, en contra de la tendencia al individualismo consumista que termina encerrándonos y aislándonos en la búsqueda del bienestar propio, al margen de los demás; cuando de lo que se trata es de construir puentes más allá de las fronteras.

    Ciertamente, la vida es un combate permanente, que requiere fuerza y valentía, tanto para resistir los aguijones mundanos, como para poner de relieve la necesidad imperiosa de que las distintas pulsaciones benignas confluyan en una mayor comprensión, armonía y cooperación entre las personas y que los imperativos morales de todas las religiones, convicciones y creencias, incluyan la conformidad, el espíritu tolerante y la comprensión mutua. Porque el desorden es tan grande que, la práctica del juicio, se ha vuelto especialmente necesario. Con la insensatez rigiéndonos podemos convertirnos fácilmente en marionetas, a merced de las tendencias del momento. Lo sustancial es reconocerse en la misión de custodia estética, no dejándose anestesiar la conciencia de míseras vulgaridades.

    El contexto nos insta a trabajar conjuntamente para edificar un nuevo horizonte, en el que se celebre la diversidad de latidos y todos podamos vivir en condiciones de seguridad y dignidad. Indudablemente, los líderes políticos, religiosos y comunitarios deben rechazar las tácticas divisorias y defender el diálogo en las comunidades y entre ellas. De igual modo, las distintas plataformas digitales han de dar un paso hacia adelante e incorporar salvaguardias que les impidan convertirse en megáfonos del odio. Dar preferencia a los derechos de la ciudadanía, globalizada como jamás, frente a los algoritmos descontrolados, nos requiere activar la fórmula del sentido común; que no es otra, que la atención como principio, el equilibrio como base y el avance humanitario como fin.