Categoría: Opinión

  • Trump y Putin, en busca de la imposible cuadratura del círculo en Ucrania

    Trump y Putin, en busca de la imposible cuadratura del círculo en Ucrania

    Los fanáticos del presidente Donald Trump quisieran verlo subir a un podio, en Oslo, para recibir el Premio Nobel de la Paz. Los seguidores de Vladimir Putin, el autócrata ruso, desearían verlo entrar a la capital de Ucrania, Kiev, a la cabeza de un desfile de victoria militar, cobijado por el aplauso del mundo. Aunque es difícil imaginar que ambos escenarios puedan darse en la realidad, algo tienen en común estos dos grupos de admiradores: conocen muy bien las metas fijas que persiguen sus respectivos líderes políticos.

    Trump y Putin comparten ambiciones grandes además de personalidades afines. Tienen claros sus objetivos, han aprendido a enviarse señales y saben perfectamente que la única forma en que ambos podrían salir beneficiados de la guerra en Ucrania es logrando la imposible cuadratura del círculo. Pese a ello, la reciente reunión que sostuvieron en Alaska marca un hito interesante en términos de estrategia política, pues pareciera que tanto el estadounidense como el ruso siguen teniendo razones para encontrarse, estrecharse las manos, hacer a un lado exabruptos, sentarse a dialogar por tres horas y ofrecer declaraciones ambiguas.

    Los seguidores de Vladimir Putin, el autócrata ruso, desearían verlo entrar a la capital de Ucrania, Kiev, a la cabeza de un desfile de victoria militar

    La última vez que Putin había estado en suelo americano fue con motivo de la 70ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, en el mes de septiembre de 2015. El presidente de EE UU era Barack Obama y el enfriamiento entre Washington y Moscú había escalado luego de la ilegal anexión rusa de Crimea el año anterior.

    En aquel momento, hace diez años, Putin subió a la tarima de la ONU para declararse un firme aliado de la organización en la búsqueda de la paz y para enfatizar en el gran papel que su país podía jugar en equilibrar los pesos y contrapesos planetarios. Con la excepción de su invitación a crear una alianza internacional contra el entonces temible Estado Islámico, muchas de las cosas que dijo ese día en Nueva York podrían copiarse y pegarse en su discurso actual.

    La retórica de Putin, pues, no ha cambiado; tampoco su forma de promocionar el régimen que encabeza ni la exagerada fuerza que atribuye a la participación concreta de la Federación Rusa en el contexto global. Hasta casi ayer, y desde aquel lejano 2015, apoyaba con palabras y acciones al dictador de Siria, Bashar al-Asad, considerándolo un aliado contra el extremismo islámico; hoy solo pretende que se acceda a su forma de entender la paz en esa parte de Europa que le importa, es decir, esperando que la comunidad internacional considere la toma de Crimea como un preámbulo de la invasión a Ucrania que intentaría en febrero de 2022.

    “Si no me detuvieron en 2014, cuando me apropié con frescura de Crimea, ¿por qué seguirme impidiendo la invasión de toda Ucrania?”

    En realidad no habría demasiado que analizar para interpretar con relativo acierto el rostro impasible de Putin. “Si no me detuvieron en 2014, cuando me apropié con frescura de Crimea, ¿por qué seguirme impidiendo la invasión de toda Ucrania?”, parecía estarle diciendo a su homólogo Trump, quien por cierto aterrizaba en la base militar de Anchorage para discutir, supuestamente, el fin del conflicto en ese antiguo país de la órbita soviética.

    La cumbre en Alaska significaba para el presidente de EE UU una ocasión de oro para exhibir sus dotes de pacificador. Se esperaba que su presión a Rusia tuviera el efecto persuasivo e intimidante que él siempre cree ejercer sobre otros líderes mundiales. Incluso mandó que siete bombarderos B-2 –del mismo tipo de aviones furtivos que se usaron contra las instalaciones nucleares en Irán, en junio pasado– sobrevolaran la reunión en Anchorage, en un claro despliegue de poder.

    Mientras Putin hablaba en términos amigables, las alarmas en Kiev sonaban por posibles ataques de misiles rusos

    Ni así. Putin llamó a Ucrania una “nación hermana” y agregó que todo lo que está pasando entre ellos “es una tragedia y nos duele”. Pero mientras hablaba en estos términos tan amigables, las alarmas en Kiev sonaban por posibles ataques de misiles rusos. Tras retomar su discurso en torno a las “causas fundamentales” que justifican la invasión militar a la “nación hermana”, el líder ruso completó la imagen con una frase incomprensible: “La seguridad de Ucrania debe ser asegurada ciertamente, y estamos listos para trabajar en ello”.

    Ni siquiera un ilusionista de las palabras como Donald Trump se atrevió a ahondar en el significado de semejante nota al pie. El mandatario estadounidense aseguró que informaría a la Otan y al presidente ucraniano Zelenski sobre el estado del proceso, después de lo cual prefirió cambiar el rumbo de su alocución hacia los “tremendos representantes empresariales rusos” con los que se reuniría. Evidentemente, las cuestiones económicas nunca dejan de estar sobre el tablero.

    El tan ansiado acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania no se mencionó por su nombre

    Hubo referencias a una cumbre “extremadamente productiva”, a retomar las conversaciones pronto –“en Moscú”, vaticinó el ruso, tal vez en broma– y a pretendidos “avances” que nadie hizo el favor de precisar. En todo caso, el tan ansiado acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania no se mencionó por su nombre, pese al tono amenazante que Trump había usado ante el expansionismo de Putin. Los periodistas presentes y el resto del planeta nos quedamos sin respuestas.

    Luego Washington ha “sugerido” a Zelenski que ceda a los chantajes de Putin, algo que envía nuevos mensajes confusos sobre el trasfondo del papel negociador que Trump juega en esta trama. Sea lo que sea, en Alaska no parece haberse implantado una bandera de paz, sino el alargamiento de una guerra trágica y estéril.

    *Federico Hernández Aguilar es escritor salvadoreño.

  • Tenacidad

    Tenacidad

    A Katya Natalia Miranda Jiménez, niña salvadoreña de nueve primaveras, la violaron sexualmente y asesinaron de forma desalmada a tan corta edad. Los salvajes que consumaron semejantes atrocidades, fueron favorecidos por otra: la impunidad propiciada por un sistema de justicia podrido hasta su médula. Escasamente había transcurrido poquito más de siete años de la firma del acuerdo final de paz, el más publicitado entre los que posibilitaron frenar los combates bélicos y garantizaron que después no se disparara ni una pinche bala entre los ejércitos gubernamental y guerrillero. Tan impecable cese al fuego terminó siendo lo más meritorio del proceso liderado por Naciones Unidas; esfuerzo que, lastimosamente, no alcanzó para superar lo que generó ese conflicto: la ausencia de una democracia real junto a las violaciones graves y flagrantes de los derechos humanos, así como la persistencia de una sociedad eternamente dividida.

    Lo contrario a esos gravísimos males nacionales sufridos por nuestras mayorías populares, era lo que constituyó las aspiraciones plasmadas en el primer acuerdo alcanzado por las partes beligerantes en Ginebra el 4 de abril de 1990. Por eso, este debería considerarse el más importante. Más allá del listado de las novedades que necesitábamos urgentemente –como la Policía Nacional Civil y la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, hoy totalmente desnaturalizadas– y de  dejar atrás prácticas contrarias al bien común como la impunidad, algo que no pasó, este acuerdo debió ser el mejor termómetro para calibrar la temperatura nacional en medio de un proceso de pacificación progresivamente desfigurado.

    Coincidiendo con la fecha de la firma del Acuerdo de Ginebra, nueve años después ocurrieron los horrendos crímenes referidos. Temiendo por su seguridad, con sobradas razones, la madre y la hermana de Katya abandonaron su terruño en noviembre del 2020. Emigraron, sí, pero no claudicaron. Al despedirse de la niñez salvadoreña, Hilda María Jiménez dijo que no abandonaba el esfuerzo iniciado un año atrás. Aseguró entonces que debía cuidar a su otra hija ‒Gina Marcela‒ y garantizar que no les ocurriera nada, para seguir hasta que los asesinos de Katya y sus encubridores –dentro y fuera del aparato estatal‒ paguen sus culpas.

    Con fuerza y tesón comprobables en el tiempo, ya lograron que el caso llegara hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En su escrito de remisión para someterlo a esa jurisdicción, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señala “la responsabilidad internacional de El Salvador por el homicidio y la violación sexual de la cual fue víctima Katya Miranda Jiménez, así como por la omisión en el deber de investigar, juzgar y sancionar a los responsables de estos hechos”. 

    Luego de un breve resumen del caso, la CIDH retoma los dos procesos judiciales impulsados por la Fiscalía General de la República (FGR). Procesos, para mí,  fraudulentos. En enero del 2000 arrancó uno, contra Carlos y Edwin Miranda ‒abuelo y padre de Katya, respectivamente‒ junto a dos empleados del primero. Carlos fue acusado tanto por homicidio agravado como por violación y agresión sexual agravadas; a su hijo, por abandono y desamparo de persona. Al otro par lo acusaron por encubrimiento en perjuicio de la actividad judicial. Edwin fue sobreseído definitivamente en octubre; los demás provisionalmente, para que los fiscales en un año investigaran y aportaran elementos suficientes para enjuiciarlos. Pero eso no pasó y quedaron libres del todo al cumplirse dicho plazo. El Ministerio Público apeló sin éxito.

    En el segundo requerimiento ‒presentado catorce días antes de finalizar el período fijado para perseguir a los sádicos criminales‒ se acusó a Carlos de fingir el secuestro de su nieta, culpar por ello a un enemigo personal y así vengarse de este. Pero falló el plan. Paradójicamente, por ese pajazo sacado de la manga fiscal sí hubo condenas que fueron revertidas en septiembre del 2014 mediante sentencia favorable para los acusados.

    Hoy que se tramita el caso en el tribunal regional, ya saltaron quienes dicen que ‒a diferencia de “los mismos de siempre”‒ esto es “mérito” de Nayib Bukele y su supuesta “lucha contra la impunidad”. ¡No jodan! Sépanlo: su administración recibió el Informe de Fondo de la CIDH el 6 de diciembre del 2023 e inicialmente tuvo dos meses para exponer cómo estaban acatando sus recomendaciones. Pero tras siete prórrogas solicitadas por el Estado durante un año y medio, las víctimas no fueron reparadas por las violaciones señaladas. Conociendo los antecedentes en cuanto al deplorable cumplimiento estatal de sus obligaciones internacionales en materia de derechos humanos, como parte peticionaria neceamos solicitando someter el caso a la Corte IDH y lo logramos. Esto último es fruto de la tenacidad de Hilda María y Gina Marcela. ¡De nadie más!

  • Activos digitales: la puerta al nuevo sistema financiero

    Activos digitales: la puerta al nuevo sistema financiero

    Los activos digitales no son una moda pasajera ni un tema exclusivo para expertos en tecnología o finanzas. Son, en realidad, la llave que abre las puertas del sistema financiero global a millones de personas que, durante décadas, quedaron al margen. Representan una oportunidad para generar ingresos, proteger el patrimonio y participar en la economía mundial, incluso para quienes antes ni siquiera podían abrir una cuenta bancaria.

    Durante mucho tiempo, el sistema financiero tradicional funcionó como un club cerrado. Para entrar había que cumplir con una lista de requisitos: historial crediticio impecable, comprobantes de ingresos, avales, documentos en regla… y, por supuesto, una cantidad de dinero mínima para poder participar. A esto se sumaban trámites engorrosos, tiempos de espera largos y comisiones elevadas.

    El resultado: millones de personas en todo el mundo quedaron fuera del juego. No podían acceder a créditos, invertir o enviar dinero de manera eficiente. Participar plenamente en la economía global era un privilegio reservado para quienes tenían las conexiones correctas y el capital suficiente.

    Con la llegada de los activos digitales – que incluyen desde criptomonedas como Bitcoin y Ethereum, hasta stablecoins y tokens vinculados a proyectos específicos -, esta historia comenzó a cambiar. Estas herramientas no solo permiten enviar o recibir dinero; están diseñadas para abrir oportunidades económicas y financieras a escala global.

    Imaginemos a un pequeño emprendedor que fabrica artesanías en Centroamérica. Antes, vender sus productos a un cliente en Europa implicaba esperar días para recibir el pago, pagar comisiones elevadas y lidiar con papeleo bancario. Con los activos digitales, ese pago puede llegar en cuestión de segundos y con comisiones mínimas. O pensemos en una familia que depende de las remesas que envían sus parientes desde Estados Unidos. Con los métodos tradicionales, parte de ese dinero se pierde en comisiones y conversiones de moneda. Hoy, gracias a las stablecoins, pueden recibir el monto completo, de forma instantánea y segura.

    Los activos digitales actúan como un puente entre las personas y el sistema financiero global. No se trata solo de mover dinero; se trata de abrir el acceso a un ecosistema donde cualquier persona, sin importar su ubicación geográfica o nivel socioeconómico, pueda participar.

    Por ejemplo:

    • Un agricultor en una zona rural puede acceder a microcréditos internacionales sin pasar por un banco local.
    • Un estudiante puede recibir becas o apoyos económicos directamente desde otro país.
    • Un inversionista particular puede participar en proyectos inmobiliarios, energéticos o tecnológicos en cualquier parte del mundo con una fracción del capital que antes era necesario.

    Esta democratización no es solo un avance tecnológico; es un cambio estructural. Significa bancarizar al no bancarizado, ofrecer alternativas reales a quienes fueron invisibles para el sistema financiero y conectar a comunidades enteras con oportunidades que antes eran impensables.

    Este cambio llega en un momento crucial. La inteligencia artificial y la automatización están transformando industrias completas y poniendo en riesgo millones de empleos tradicionales. Tareas que antes requerían horas de trabajo humano ahora pueden ser realizadas en segundos por un algoritmo. En este contexto, los activos digitales ofrecen una vía para adaptarse a la nueva realidad:

    • Permiten diversificar ingresos participando en la economía digital global.
    • Abren el acceso a mercados y clientes en cualquier parte del mundo.
    • Facilitan proteger el patrimonio contra la inflación o la inestabilidad económica local.

    Toda innovación trae retos. En este caso, los principales son la educación y la confianza. Muchas personas desconfían porque asocian este mundo con estafas o especulación extrema. Y es cierto: hay riesgos y actores malintencionados. La clave está en informarse, elegir plataformas seguras y entender lo básico antes de invertir o usar estos activos. Así como nadie abriría una cuenta bancaria sin leer el contrato, tampoco debería ingresar al mundo digital sin conocer sus reglas.

    En mi trabajo, lo que más satisfacción me ha dado es ayudar a personas y empresas a descubrir que pueden participar activamente en este nuevo mundo. No necesitan ser expertos en Wall Street ni pertenecer a una élite financiera para invertir, ahorrar o expandir sus negocios globalmente. Ver cómo alguien en una zona rural puede recibir pagos internacionales con facilidad o cómo un joven convierte sus habilidades digitales en ingresos reales gracias a estas herramientas, es un recordatorio del enorme potencial que tenemos como país.

    Y aquí dejo una idea que me gusta repetir: El Salvador no tiene que parecerse a Singapur, ni a Suiza, ni a nadie más. Debemos construir nuestra mejor versión. Tenemos la ventaja de contar con un marco legal que nos ha puesto en el mapa, pero sobre todo tenemos el talento y la creatividad de nuestra gente. Si logramos combinar estas, los activos digitales pueden convertirse en el gran motor de nuestra transformación económica.

  • Hacia un nuevo modelo hospitalario en El Salvador: análisis de la Ley de la Red Nacional de Hospitales

    Hacia un nuevo modelo hospitalario en El Salvador: análisis de la Ley de la Red Nacional de Hospitales

    En mi artículo anterior sobre la nueva ley de la Red Nacional Autónoma de Hospitales, me centré en analizar las ventajas y desventajas de este modelo de provisión de servicios médicos, tomando como referencia experiencias de otros países. Siempre he sostenido que nuestro sistema de salud presenta serios vacíos y contradicciones que dificultan la prestación de servicios médicos oportunos y de calidad a la población salvadoreña. Por ello, un cambio profundo en el modelo se vuelve una necesidad imperiosa para ofrecer una respuesta adecuada, especialmente ante la transición demográfica y epidemiológica que enfrentamos actualmente. Sin embargo, ¿es este modelo propuesto por el gobierno la alternativa más acertada para suplir nuestras necesidades?

    De acuerdo con el documento presentado a la Asamblea Legislativa, la nueva ley para la creación de la Red Nacional de Hospitales busca dar respuesta a varios problemas identificados en el actual sistema nacional hospitalario. El sistema de salud del país enfrenta un déficit crónico de personal tanto médico (con un 25% menos de lo ideal) como de enfermería (un 66% por debajo de lo necesario), sumado a limitaciones presupuestarias y recursos insuficientes. Aunque se ofrece una cobertura nominal del 80% de la población, la cobertura efectiva del MINSAL apenas alcanza entre el 33% y el 40%. Esta situación se agrava por una infraestructura inadecuada que dificulta el acceso a servicios de salud modernos y eficientes. Asimismo, la población está envejeciendo, lo que provocará un aumento significativo en la demanda de atención médica en un futuro cercano.

    La ley pretende modernizar el sistema hospitalario, mejorar la eficiencia y la calidad de los servicios, y garantizar un acceso más amplio y oportuno a la atención médica para la población.

    ¿Cuáles son las principales diferencias entre el modelo actual de provisión de servicios y la Red Nacional de Hospitales?

    La Red Nacional de Hospitales se distingue del modelo actual de provisión de servicios médicos en varios aspectos clave:

    • Autonomía Administrativa y Financiera: La Red será una entidad de derecho público descentralizada, con total autonomía para administrar su patrimonio y ejercer sus funciones. Esto incluye la capacidad de gestionar sus recursos financieros, realizar adquisiciones y contrataciones, y establecer su propia normativa interna.
    • Personería Jurídica Propia: Contará con personería jurídica propia y un plazo de existencia indefinido, lo que le permitirá operar de forma independiente del Ministerio de Salud.
    • Régimen Especial: Disfrutará de un régimen especial para adquisiciones y contrataciones, permitiendo procesos más ágiles y flexibles que en el modelo actual.
    • Infraestructura y Equipamiento: Tendrá como objetivo la construcción, remodelación, reconstrucción, adecuación y equipamiento de centros de salud y hospitales, además de la adquisición de inmuebles para estos fines.
    • Formación y Especialización: Implementará un sistema de becas destinado a la formación y especialización del personal médico, y operará hospitales escuela para la enseñanza y el aprendizaje técnico-académico.
    • Contratación de Personal Extranjero: Permitirá la contratación de médicos extranjeros por hasta diez años prorrogables, eximiéndolos de ciertos trámites de homologación de títulos si cumplen con los requisitos establecidos. 
    • Independencia del Sistema Nacional Integrado de Salud: La Red Nacional de Hospitales no estará supervisada por la Superintendencia de Regulación Sanitaria ni regida por las disposiciones del Sistema Nacional Integrado de Salud, salvo en aspectos no regulados por la propia institución. 
    • Gestión de Calidad: Estará obligada a obtener y mantener certificaciones internacionales de gestión de calidad en sus centros de salud. 
    • Colaboración Interinstitucional: Podrá firmar convenios de cooperación con el Ministerio de Salud y otras entidades públicas o privadas para garantizar el bienestar en la salud de la población. 

    En conjunto, estos elementos buscan modernizar y descentralizar la provisión de servicios médicos, otorgando a la Red Nacional de Hospitales mayor autonomía, flexibilidad y capacidad de gestión frente al modelo actual.

    ¿Como se propone el financiamiento de este nuevo modelo?

    La Red Nacional de Hospitales se financiará principalmente con asignaciones del Fondo General del Estado, donaciones y legados de particulares nacionales e internacionales, y recursos provenientes de la cooperación internacional. Además, recibirá bienes muebles e inmuebles transferidos desde el Ministerio de Salud y podrá generar ingresos a través de rentas e intereses de sus propiedades. Tendrá la capacidad de gestionar recursos adicionales y gozará de exenciones tributarias para garantizar su sostenibilidad y operatividad.

    Muy a pesar de una serie de afirmaciones fatalistas en algunos medios, la nueva Ley de Creación de la Red Nacional de Hospitales no menciona la fusión de los hospitales del Seguro Social (ISSS). Según el documento, la ley establece la creación de una red de hospitales como una entidad de derecho público descentralizada, con autonomía administrativa y financiera, pero no incluye disposiciones específicas sobre la integración o fusión de los hospitales del ISSS. Los hospitales que se mencionan como parte de la Red Nacional de Hospitales son aquellos adscritos al Ministerio de Salud, como el Hospital Nacional Especializado «Rosales» y otros que gradualmente se incorporen a la red.

  • Sobre las medidas disciplinarias en los centros educativos

    Sobre las medidas disciplinarias en los centros educativos

    En 1978 yo cursaba sexto grado en la entonces Escuela Urbana Mixta Alberto Masferrer de Olocuilta y a mediados de ese año mi profesora Miriam Helen Rivera Piche me dejó como tarea mil líneas porque me comporté de una manera irrespetuosa con una compañera de estudios. El director Manuel Balcáceres me dio dos reglazos (con la regla metro), me puso dos horas de plantón frente a las aulas (bajo el sol), me expulsó una semana y me advirtió que no debería volver a clases sin mi madre o mi padre. Mi mamá y mi papá me castigaron y acudieron responsablemente a la dirección donde mevolvieron a reprender por mi mal comportamiento. Ni a mi papá ni a mi mamá se les cruzó por la mente protestar o irse a quejar por mi expulsión. Al contrario, le agradecieron a mi profesora y al director. Era una forma sincera de educarme y enseñarme los valores de la vida.

    En séptimo grado me agarré a golpes con otro compañero y nuevamente me volvieron a castigar con un plantón y otras mil líneas más el respectivo castigo de mis padres. Mis progenitores,  agradecidos con mi profesor Salvador Pérez, durante algún tiempo me prohibieron ver televisión en casa y no me dejaban salir a divertirme con mis amigos adolescentes. Todos los días me aconsejaban que me portara bien en la escuela, en el hogar y en la calle con las demás personas.

    Ya pasaron más de 40 años desde aquellos castigos, que fueron muchos, y vivo eternamente agradecido con mis maestros y mis padres, porque gracias a ellos adquirí valores y trato de ser una ciudadano potable para la sociedad. Sin sus consejos, sin sus enseñanzas y sin sus castigos, quizá hubiésemos sido ciudadanos con familias erráticas o dañinas para la sociedad.

    Durante mi primaria, desde 1973 hasta 1981, los profesores nos educaron con valores y nos castigaban con sana autoridad. Nos exigían que llegáramos presentables, que saludáramos y que nos respetáramos unos a otros. En los recreos estaban pendientes de nuestra conducta y en clases se esmeraban por educarnos de manera correcta. Aprendimos a tolerarnos y a compartir de manera adecuada, siempre traviesos y curiosos por nuestra edad llegamos a respetar mucho a nuestros maestros quienes se convirtieron en una especie de segundos padres con autorización del Estado y de nuestros progenitores.Muchos llegamos a cultivar amistades sempiternas desde nuestra primaria y a recordar con cariño nuestra época escolar.

    Poco a poco se fue perdiendo aquella forma tan correcta de educar. Desde la década de los 90 se le fue quitando autoridad a los maestros y padres de familia, lo cual se acentuó a partir del nuevo milenio. Los profesores ya no pueden aplazar -un problema grave porque es visible hasta en la educación superior- ni castigar a los alumnos con mal comportamiento, mucho menos expulsar o llamar la atención a un niño o adolescente escolar. Si un maestro castiga a un alumno mal portado, los padres de familia y los mismos estudiantes se pueden quejar de tal manera que el docente puede recibir una sanción administrativa y ser procesado ante un Tribunal de la Carrera Docente, incluso ante un tribunal judicial.

    Conozco al menos dos casos (uno en La Libertad y otro en San Miguel) de profesores que en la década pasada fueron despedidos porque decidieron expulsar a alumnos que tenían vínculos con pandillas y se dedicaban a venderle drogas a sus compañeros. Sus demás compañeros docentes optaron por volverse permisivos con los estudiantes para evitar seguir con la suerte de sus colegas.

    Muchos profesores, obligados por las circunstancias (los reglamentos y la presión de las pandillas amenazantes) se volvieron permisivos y excesivamente alcahuetes con sus alumnos. Esa alcahuetería fue o es fomentada por las Leyes de Menores, las cuales son en exceso demasiado bonancibles. En el país tenemos leyes para menores, copiadas del Primer Mundo.

    Los padres de familia y los maestros carecen de autoridad o de insumos legales para sancionar malas conductas. No se trata de que ellos puedan castigar hasta desangrar o provocar dolores angustiantes o que sus castigos sean torturas físicas o psicológicas, pero si de una autoridad acompañada de orientación y consejos para el buen vivir.

    Conozco cientos de casos en los que profesores y padres de familia son procesados por maltrato infantil porque se atrevieron a castigar a su hijo. En uno de los casos el hijo de 13 años, a través de un procurador, demandó a su padre porque éste le quitó el teléfono celular por dos meses, debido a que iba mal en los estudios y no salía de su habitación por pasar conectado a las redes sociales. Un estudio psicológico determinó que el adolescente adolecía de ansiedad como parte del castigo. La jueza, con buen juicio, según yo, absolvió al padre y mandó a tratamiento con un psiquiatra al menor.

    El 2 de julio pasado escribí una columna de opinión en Diario El Mundo, la cual titulé “Devolvamos la autoridad a los padres de familia y maestros”  en dicho artículosos tuve que las Leyes de Menores no eran adecuadas a nuestra realidad por ser demasiadas bonancibles  y hacia una reflexión de las condiciones que fueron “caldo de cultivo” para el aparecimiento de las pandillas… Al final sugería que a los maestros y padres de familia hay que devolverles la autoridad sobre sus alumnos e hijos respectivamente.

    Esta semana se ha conocido que la nueva ministra de Educación, Karla Edith Trigueros, capitán del Ejército y doctora en Medicina, envió un memorando a todos los directores de escuelas pública en las cuales les da a conocer las medidas disciplinarias que entrarán en vigencia a partir de este miércoles. Las mismas son buenas y deberían abarcar a los centros educativos privados.

    Las medidas se refieren al orden y la correcta presentación del personal (docentes, personal administrativo y alumnado) de la comunidad estudiantil. Las instrucciones del memorando recuerdan que los directores son los garantes y referentes de la disciplina y el orden, siendo ellos una guía activa en la formación de valores tales como el respeto y la sana convivencia. De tal manera que desde este día los directores serán los responsables de dar la bienvenida a los estudiantes quienes deberán asistir con ropa limpia y ordenada, además deben llevar un corte de cabello adecuado y una presentación correcta. El ingreso a los centros escolares debe hacerse de manera ordenada y con saludo respetuoso.

    Pues las disposiciones de la actual ministra se quedan cortas con las medidas que prevalecían en nuestra época estudiantil, cuando cada lunes en formación general cantábamos el Himno Nacional, cuando teníamos un día a la semana para hacer aseo de aula y patios, cuando en grupos de alumnos teníamos que limpiar la pizarra periódicamente, cuando nos castigaban por nuestras travesuras, cuando nos dejaban líneas, cuando nos expulsaban por la gravedad de nuestro mala conducta, cuando mandaban a llamar a nuestros padres para advertirles sobre nuestra mal comportamiento y cuando el mal alumno era aplazado. Según yo, a nadie deberían incomodar las disposiciones de la ministra, pues en nada afecta negativamente. Paralelamente se requiere analizar la Ley de la Carrera Docente y las leyes de Menores, para contextualizarlas con nuestra realidad educativa y familiar.

    Obviamente las disposiciones de la nueva ministra, hasta parecen cosméticas, pero son necesarias, sin embargo, se requiere algo más que medidas disciplinarias. Del Ministerio se requiere mucho más, como volver transversal la enseñanza de valores, mejorar la infraestructura escolar, capacitar mejor y constantemente a los maestros, impulsar el mejoramiento salarial de los docentes, supervisar la formación de los profesores, revisar y analizar los planes de estudio especialmente en la educación media y superior, mejorar el currículo formativo en todos los estadios de la educación, actualizar los planes de estudio de acuerdo a la realidad nacional, evaluar constantemente los procesos pedagógicos y desde luego manejar la política de la educación en El Salvador para que esta sea basamento de mejores condiciones de vida y desarrollo nacional. 

    Mi sano consejo para la ministra Trigueros es que visite las escuelas vestida de civil. Ni de doctora ni de militar… La oportunidad de trascender es suya si conduce de manera correcta el sistema educativo.

    *Jaime Ulises Marinero es periodista

  • La mediocridad y el mal gusto que nos rodea

    La mediocridad y el mal gusto que nos rodea

    La mediocridad en la música popular actual ha generado una densa  discusión  sobre la calidad artística y el valor cultural que se transmite a través de la música que se escucha y se vende actualmente.

    En la era del autotune, la imagen, y el marketing muchos “cantantes” se han centrado en la apariencia física y en efectos tecnológicos para captar la atención del público, y dejan en segundo plano la verdadera expresión vocal y la profundidad de sus letras.

    Uno de los aspectos más evidentes es el uso indiscriminado del autotune, un recurso tecnológico que corrige la afinación y puede crear voces perfectas de forma artificial. Sin embargo, esta técnica ha llevado a una infravaloración de la voz humana, donde la habilidad, la expresividad y la creatividad se ven proscritas. 

    Muchos cantantes se apoyan en esta no para enriquecer y mejorar su interpretación, sino para ocultar una falta de técnica o de talento legítimo. Consecuentemente, las voces auténticas, llenas de matices, tonalidades, tesituras y emociones, son cada vez menos valoradas en un mercado en el cual prevalece la apariencia y el impacto visual.

    Por otro lado, la cultura del espectáculo ha puesto en primer plano la imagen. Algunos cantantes parecen centrarse más en mostrar su cuerpo que en transmitir mensajes significativos a través de su música. Las letras con contenido sexual y provocativo se han convertido en la norma para llenar estadios y captar la atención de un público juvenil, muchas veces seducido por lo que está de moda y el escándalo más que por la calidad artística. Esto ha llevado a que la música se reduzca a un producto superficial, donde el contenido profundo y las letras poéticas son desplazadas por temas vacíos,  y repetitivos.

    Mientras tanto, los artistas que sí apuestan por composiciones elaboradas, armonías complejas y letras con contenido poético enfrentan una difícil aceptación en un mercado que favorece la inmediatez y la superficialidad. La falta de reconocimiento para estos músicos más auténticos refleja una tendencia cultural que valora la apariencia y el impacto instantáneo por encima de la calidad y la profundidad artística. Con nombres estrafalarios y con un gran despliegue de publicidad como cualquier producto enlatado han acaparado la mediocridad y el mal gusto.

    En conclusión, la mediocridad en la música contemporánea con dizque cantantes que llenan estadios es un reflejo de una sociedad que prioriza lo visual y lo efímero sobre lo sustancial. Aunque todavía existen artistas que buscan rescatar la verdadera esencia de la música, el predominio del autotune, la estética y las letras vacías parece indicar que, por ahora, la verdadera expresión artística ha quedado en segundo plano en favor de un espectáculo superficial, banal y comercial.

  • La Biblia en órbita: fe y ciencia en las misiones Apolo

    La Biblia en órbita: fe y ciencia en las misiones Apolo

    Hace unos días, el 7 de agosto, falleció el astronauta mundialmente famoso James Lovell, autor de la célebre frase: “Houston, we have a problem”. Fue comandante de la misión Apolo 13 y formó parte de la tripulación del Apolo 8, la primera misión tripulada enviada a orbitar la Luna.

    Con ocasión de su fallecimiento, y a raíz de algunos artículos publicados sobre su trayectoria, recordé la histórica transmisión realizada en la víspera de Navidad de 1968.

    La misión Apolo 8, integrada por Frank Borman, James Lovell y William Anders, tenía como objetivo orbitar la luna varias veces para preparar las futuras misiones. Aquella noche de Navidad, por primera vez en la historia de la humanidad, la cara oculta de la luna pudo ser contemplada directamente, y las imágenes fueron transmitidas por televisión y vistas con admiración desde la Tierra. Para subrayar la relevancia del evento y su coincidencia con la Navidad, la tripulación decidió, después de muchas deliberaciones, leer las palabras iniciales del libro del Génesis. Cada astronauta recitó varios versículos hasta completar los primeros diez:

    «En el principio, Dios creó los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión, y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba sobre las aguas…».

    La lectura bíblica, seguida de un reverente silencio, fue transmitida en directo a millones de telespectadores, constituyendo la mayor audiencia en la historia de la televisión hasta ese momento.

    Aunque desconozco el motivo preciso por el que escogieron esa fecha y esas palabras, me parece significativo que, en una nueva mirada al cielo —en el mayor acontecimiento científico de la época— se recurriera a Dios. El reconocimiento de la inmensidad del cosmos, de la perfección de los organismos y de la armonía y belleza de la creación se convierte, así, en una auténtica ventana a lo divino.

    Pero la historia no termina ahí. Madelyn Murray O’Hair, célebre opositora a la religión demandó a la NASA (NationalAeronautics and Space Administration) por la lectura pública del primer libro de la Sagrada Escritura. La Corte Suprema de Justicia rechazó el caso por una cuestión jurisdiccional, pero la agencia gubernamental tomó nota y no quiso entrar nuevamente en polémicas.

    Al año siguiente, en 1969, Edwin “Buzz” Aldrin —quien junto con Neil Armstrong fue de los primeros hombres en caminar sobre la Luna durante la misión Apolo 11— recibió la instrucción de evitar cualquier manifestación pública de fe. Sin embargo, eso no detuvo al creyente Aldrin, que realizó en privado una ceremonia de comunión a bordo del Apolo 11, poco después de alunizar y antes de poner un pie en la superficie lunar. Utilizó pan y vino para conmemorar la Última Cena, con un kit proporcionado por su iglesia presbiteriana. Aunque no fue transmitida públicamente, la lección había sido aprendida, este hecho constituye un episodio significativo en la historia de la exploración espacial y la religión.

    Él mismo contó: «Durante varias semanas antes del despegue programado del Apolo 11 en julio de 1969, el pastor de nuestra iglesia, Dean Woodruff, y yo estuvimos buscando el símbolo adecuado para el primer aterrizaje lunar. Queríamos expresar nuestro sentimiento de que lo que el hombre estaba haciendo en esta misión trascendía la electrónica, las computadoras y los cohetes».

    Comparto la idea de estos científicos que cualquier descubrimiento científico o avance tecnológico tendría que acercarnos al Creador. Es innegable que a lo largo de la historia se han planteado algunos conflictos entre el conocimiento científico y el conocimiento teológico, y es lógico que los haya habido en temas que podríamos denominar fronterizos. Pero, con una mirada libre de prejuicios se pueden armonizar los diversos métodos de acceso a la verdad. 

    Plantear algún conflicto entre ambos saberes no deja de ser algo ideológico. Históricamente, la ciencia nació y se ha desarrollado en el vientre de una cultura cristiana. Al esclarecer la naturaleza de Dios y reconocer la autonomía de la creación frente a su Creador, la teología sentó las bases para el florecimiento de la ciencia. El conocimiento teológico permitió dejar de considerarse la naturaleza como divina, y así poder indagar en sus causas primeras e intrínsecas. La ciencia busca los patrones o esquemas propios de la creación que manifiestan a una Inteligencia superior que los ha puesto. 

    Que descanse en paz Jim Lovell y que la ciencia nos muestre a su Creador y que la teología nos lleve a asombrarnos de la creación. 

    * El padre Fernando Armas Faris es sacerdote católico

  • Falta de oportunidades, enemigo silencioso

    Falta de oportunidades, enemigo silencioso

    El Salvador enfrenta, desde hace décadas, un desafío que atraviesa silenciosamente cada hogar: la falta de oportunidades y la carencia de empleo digno. Este problema no solo afecta la economía, sino que toca lo más profundo del tejido social. Jóvenes que egresan de escuelas y universidades se enfrentan a un mercado laboral limitado; padres y madres hacen grandes esfuerzos para sostener a sus familias con salarios mínimos que no alcanzan; muchos migran porque sienten que su país no les ofrece un futuro. Este escenario genera frustración, desigualdad y, en muchos casos, desesperanza.

    Ante esta realidad, surge una pregunta fundamental para quienes seguimos al Señor Jesucristo: ¿qué significa ser cristiano en medio de un país con tantas carencias? La respuesta la dio el mismo Señor en el Sermón del Monte: “Vosotros sois la sal de la tierra… Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:13-14). Estas palabras no son una metáfora poética, sino una misión práctica. Ser sal y luz implica transformar la realidad con la presencia y el carácter de Cristo en nosotros. No es suficiente congregarnos, cantar y orar —aunque todo ello sea vital—; es necesario que la fe se traduzca en acciones concretas.

    Acciones que iluminen la oscuridad y den sabor de esperanza donde otros solo perciben amargura. En la cultura bíblica, la sal servía para preservar los alimentos de la corrupción y para dar sabor a lo insípido. Así también, los cristianos estamos llamados a preservar la dignidad humana en un entorno donde la falta de oportunidades amenaza con descomponer los valores de la sociedad. El apóstol Pablo escribió: “Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:15).

    Nuestra misión es preservar la esperanza en medio del desencanto y ser testimonio de que la vida tiene sentido más allá de las estadísticas. Ser sal significa animar al que busca trabajo, acompañar al que se siente derrotado, y recordar que Dios es fiel en todo tiempo. El desempleo y la falta de oportunidades son sombras que oscurecen la vida de miles de salvadoreños. La luz del Evangelio está llamada a brillar precisamente ahí. Jesús dijo: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”(Mateo 5:16).

    La luz no se limita al templo. La iglesia está llamada a alumbrar en las comunidades más golpeadas, en los hogares donde la incertidumbre es diaria, en las calles donde los jóvenes buscan caminos para sobrevivir. Ser luz significa guiar con esperanza, inspirar con testimonio y abrir puertas con bondad. El Evangelio se resume en tres prácticas fundamentales: verdad, amor y bondad. La verdad nos llama a vivir con integridad. En un país donde muchos luchan con la tentación de la corrupción o el engaño como supuestas “salidas”, el cristiano debe ser ejemplo de honestidad. 

    El amor nos invita a acompañar a los que sufren, compartiendo lo que tenemos y siendo sensibles al dolor de los demás. La bondad nos desafía a responder al mal con bien, a sembrar actos concretos de servicio que, aunque parezcan pequeños, tienen poder de transformar vidas. El apóstol Juan lo dijo de manera clara: “Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18). Un cristianismo sin acción es religión muerta; un cristianismo que practica la bondad es luz que ilumina y sal que preserva de la corrupción.

    Los grandes problemas nacionales no se resolverán de la noche a la mañana. Pero cada cristiano puede ser un agente de cambio en su entorno inmediato: en su familia, en su lugar de trabajo, en su comunidad. Un creyente que es responsable, honesto y generoso ya está sembrando semillas de transformación. Una iglesia que capacita a jóvenes, apoya a familias en necesidad y promueve proyectos solidarios está siendo fiel a su identidad de sal y luz. El Salvador necesita iglesias cristianas que se conviertan en centros de esperanza. Espacios donde los jóvenes encuentren capacitación, donde los desempleados hallen acompañamiento y donde los necesitados reciban apoyo. 

    No se trata de sustituir responsabilidades ajenas, sino de vivir el Evangelio con coherencia. La falta de oportunidades y la carencia de empleo son realidades dolorosas que marcan la vida de miles de compatriotas. Pero lejos de paralizarnos, deben ser vistas como la oportunidad para que la iglesia despliegue su misión. Ser sal y luz no es un eslogan, es un estilo de vida. Es vivir de tal manera que los demás perciban la bondad de Dios en nuestras acciones. Es preservar la esperanza en medio de la desesperanza y alumbrar el camino hacia el Señor Jesucristo en medio de la oscuridad.

    El desafío está planteado: ¿seremos una iglesia encerrada en cuatro paredes, o una iglesia que transforma realidades con amor, verdad y bondad? El Salvador espera ver la diferencia. La decisión está en nuestras manos. Jesús dijo que sirviéramos, porque en el servicio está la grandeza del Reino de los Cielos. 

     

  • El fraude castrista

    El fraude castrista

    Aun antes de imponerse el sistema totalitario en Cuba, la nomenclatura castrista impulso falsas narrativas heroicas sobre las cuales fue cimentando el sistema de control absoluto vigente, labor que han cumplido con extrema eficiencia para pesar del pueblo cubano y desgracia de nicaragüenses, bolivianos y venezolanos, cuyos lideres resultaron ser tan farsantes como los Castro.
    Esas mentiras, todas grandiosas, como la heroica participación de Fidel Castro en el asalto al cuartel Moncada, el desembarco, léase naufragio, del Granma, y las engañosas epopeyas militares en la Sierra Maestra y Cristal en las que los hermanos Castro imaginativamente derrocharon genio militar y coraje personal, fueron la sinfonía sobre la que orquestaron una trama colosal sustentada en  funcionarios, militares y represores que eran presentados como ciudadanos probos, servidores desinteresados que servían a la Patria cuando en realidad eran delincuentes que solo procuraban su beneficio personal mientras aplastaban a la ciudadanía.
    Desgraciadamente una cantidad notable de partidarios del totalitarismo castrista se creyó ese cuento. Algunos pudieron haberse identificado con la propuesta con absoluta sinceridad y en el aciago presente que viven estar completamente frustrados al ver los resultados por los que hasta encarcelaron y mataron, mientras, otros, la mayoría, apostaron a ganar, conscientes de las tropelías de las que eran cómplices escogiendo no ver las prisiones atestadas, menos, escuchar el retumbar de los paredones.
    Fueron muchos los deportistas de diferentes campos, así como individuos destacados en profesiones, artes y oficios que rechazaron generosas ofertas de una vida mejor y de éxitos profesionales porque creyeron, quizás, sinceramente, que estaban construyendo una sociedad justa y equitativa, una ingenuidad que los tiene sumidos en una vida miserables en la que no disfrutan de los más elementales derechos, sin dejar de padecer una degradante miseria, otros, siguen cumpliendo el rol de su elección: verdugos
    Los primeros responsables de la tragedia cubana han sido los que prestaron servicios políticos, militares y represivos en el totalitarismo. Ellos, actuaron conscientemente contra los derechos de sus conciudadanos y participaron activamente en la destrucción de los valores cívicos.
    Sin embargo, el principal soporte del sistema cubano han sido los militares y despues, a gran distancia, los cuerpos represivos y de espionaje internacional junto al servicio diplomático.
    Desde el mismo año del triunfo de la insurrección, 1959, los militares asumieron el control, mientras los civiles eran desplazados. La sociedad se militarizo, los comandantes se convirtieron en ministros. En estas más de seis décadas en las filas castrense solo ha habido una defección enmarcada en una gran interrogante, el caso Arnaldo Ochoa, lo que demuestra una estabilidad y fidelidad no igualada en otros organismos, incluyendo el ministerio del Interior.
    Los apetitos hegemónicos de los Castro siempre fueron satisfechos por sus militares que, de manera encubierta, o actuando como gendarmes internacionales, intervinieron en tres continentes sin que produjeran un cuestionamiento a los dictados del tirano.
    Siempre han mostrado disciplina, deseo de servir, una mística de gloria y una invariable obediencia al máximo líder, sin embargo, un trabajo recientemente publicado en el Miami Herald y otros medios certifica que el acatamiento servil del generalato cubano no es producto de convicciones éticas o políticas, sino que los generales de la Isla son simples mercenarios que solo procuran su enriquecimiento personal y el de sus familiares.
    Según el informe los militares cubanos, a través del monopólico Grupo de Administración Empresarial, S.A, GAESA, controlan activos que ascienden a $18.000 millones, de dólares.
    El grupo, explota sectores claves de la economía como el turismo, finanzas, la construcción y el transporte, manteniendo una presencia importante en el resto de la economía cubana. Según el informe, GAESA genero $2100 millones de ganancias solo en el primer trimestre del 2024, siendo, según estos documentos la empresa estrella, el Cimex, compañía que desarrolla diligencias minoristas, además de actividades en la banca y el comercio internacional, alcanzando ingresos de 2,100 millones de dólares.
    Estos sujetos que nunca podrán argüir ignorancia o desinformación fueron los albañiles que suministraron los productos necesarios y la mano de obra imprescindible para la construcción del totalitarismo. Fueron ellos quienes en las fiebres extremistas comprendieron que cuando su jefe, el condotiero Fidel, exclamo la consigna, “el futuro es del socialismo”, en realidad repetía una consigna de una película de piratas, “Toma lo que puedas, no des nada a cambio”, así han hecho en estos 66 años, robar y matar.
    *Pedro Corzo es periodista cubano
  • El Salvador ante el debate de un sistema nacional autónomo de hospitales

    El Salvador ante el debate de un sistema nacional autónomo de hospitales

    Un Sistema Nacional Autónomo de Hospitales es un modelo de organización del sector salud en el que existe una red nacional de hospitales públicos gestionada por un ente autónomo con personaría jurídica y presupuesto propio, financiado independientemente.

    Esta recién pasada semana, nuestra asamblea legislativa recibió correspondencia originada en el Ministerio de Salud, a iniciativa del presidente de la república, con una iniciativa de ley al proyecto de Decreto Legislativo que contiene Ley de Creación de la Red Nacional de Hospitales que tiene por objeto crear la Red Nacional de Hospitales, como entidad de Derecho Público descentralizada, con autonomía en la administración de su patrimonio y en el ejercicio de sus funciones. Según hace entrever el documento, la propuesta de ley ha sido diseñada y elaborada por la oficina de la presidencia y remitido al ministro de salud para que gestione su aprobación por la asamblea legislativa.

    ¿Cuál es la implicación de la creación de esta red autónoma de hospitales?

    Crear una red nacional autónoma de hospitales implica transformar profundamente la manera en que un país organiza y administra su atención hospitalaria. Supone centralizar la red en una sola institución pública con autonomía, pero con presencia en todo el territorio. En el caso de El Salvador, aunque en el papel la institución se presenta como un ente autónomo, existen elementos que limitan esa autonomía.

    Al revisar el documento, se observa que la entidad estará dirigida por una junta directiva que, si bien se plantea como independiente, en la práctica queda fuertemente vinculada al Ejecutivo: tanto su presidente como su director son nombrados directamente por el presidente de la República, y además el ministro de Salud forma parte de dicha junta. Esto significa que el 60% de sus integrantes (3 de 5) estarán bajo la influencia directa de la Presidencia, lo que reduce sustancialmente la autonomía institucional que se pretende establecer.

    A nivel mundial existen diversos países que organizan sus sistemas hospitalarios bajo este modelo, aunque en la mayoría de los casos se trata de redes centralizadas y no de instituciones autónomas. En América Latina, sin embargo, destaca un ejemplo singular: Costa Rica. La Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) constituye un modelo nacional y autónomo que ha logrado asegurar la cobertura universal. No obstante, enfrenta también desafíos importantes, como las listas de espera, la sostenibilidad financiera y la rigidez burocrática.

    ¿Qué ventajas ofrece la creación de este modelo de organización?

    Entre las ventajas más comunes que presenta este modelo frente a otros sistemas de organización se encuentra una mayor eficiencia operativa. La autonomía permite a los hospitales tomar decisiones con mayor rapidez en aspectos clave como la gestión de recursos, la contratación de personal y la adquisición de equipos. Asimismo, facilita la adaptación a las necesidades específicas de las distintas regiones geográficas cubiertas.

    Los hospitales autónomos también tienen la capacidad de implementar innovaciones y adoptar nuevas tecnologías con mayor agilidad, lo que contribuye a mejorar la calidad de los servicios. A ello se suma una mayor flexibilidad financiera, ya que pueden generar ingresos propios —por ejemplo, mediante la prestación de servicios privados o a través de asociaciones estratégicas—, lo que reduce su dependencia de presupuestos estatales rígidos.

    ¿Qué desventajas presenta la creación de este modelo de organización?

    Pese a sus beneficios, la implementación de un sistema nacional autónomo de hospitales también conlleva una serie de desafíos. Uno de los principales es el riesgo de generar estructuras administrativas demasiado complejas, que pueden derivar en burocracia excesiva y lentitud en la toma de decisiones.

    Otro punto crítico es la sostenibilidad financiera: en contextos de alta informalidad laboral o bajos niveles de recaudación, la dependencia de aportes tripartitos o de ingresos propios puede resultar insuficiente para cubrir los crecientes costos hospitalarios.

    Asimismo, la concentración de la red en una sola entidad puede dar lugar a un monopolio estatal, lo que reduce la presión competitiva para mejorar eficiencia y calidad. A esto se suma la posibilidad de injerencia política indirecta en la designación de autoridades o en las decisiones estratégicas, aun cuando el sistema se presente como autónomo.

    Finalmente, al tratarse de la única red hospitalaria nacional, el exceso de demanda puede generar listas de espera prolongadas y dificultades en el acceso oportuno a servicios especializados.