Categoría: Opinión

  • El periodismo valiente y las democracias agonizantes

    El periodismo valiente y las democracias agonizantes

    Refiriéndose a su compatriota, el sacerdote y literato Benito Feijóo, don Marcelino Menéndez y Pelayo, el más influyente académico español de su tiempo, escribió con sorna que no quería “hacerle la afrenta de llamarle periodista, aunque algo tiene de eso en sus peores momentos”.

    Curioso resulta el dato por dos razones: primero, porque grafica cuánta animadversión causaba, entre los intelectuales ibéricos de principios del siglo XX, el oficio periodístico —considerado por muchos de ellos como la devaluación de la literatura—, y en segundo lugar, porque Menéndez y Pelayo siempre gozó, mientras tuvo vida, de lo que hoy llamaríamos “buena prensa”.

    Lejos estaba don Marcelino de imaginar que el periodismo se convertiría, a fuerza de demostrarlo, ya no solo en un poder social ineludible, capaz de cincelar la cultura, sino en espacio primordial para decidir el fortalecimiento y hasta la permanencia de las democracias en el mundo moderno.

    El valor de la opinión, así como el de los vehículos que la transmiten, es incuestionable. En su inmortal obra de 1859, Sobre la libertad, John Stuart Mill aporta el argumento liberal clásico sobre el tema: “Si se silenciara una opinión, esa opinión, hasta donde tenemos conocimiento, pudiera encerrar la verdad. Negarla es suponer nuestra propia infalibilidad. En segundo lugar, aun cuando la opinión silenciada fuese errónea, bien pudiera contener —y de hecho frecuentemente contiene— parte de la verdad; y por cuanto la opinión general o dominante sobre algún tema es rara vez toda la verdad, es únicamente en el libre choque de ideas opuestas que nace la oportunidad de alcanzar el resto de la verdad”.

    El periodismo en esta época sigue enfrentando enemigos poderosos, desde los que llenan cárceles con informadores críticos hasta aquellos que silencian las opiniones con métodos más sofisticados

    De ahí la importancia de la libertad de expresión y sus garantías, así como de la lucha que deben librar los pueblos por conservarla. El periodismo en esta época sigue enfrentando enemigos poderosos, desde los que llenan cárceles con informadores críticos hasta aquellos que silencian las opiniones con métodos más sofisticados, como el recurso a la intimidación digital o el pago a diseminadores de noticias falsas.

    El Nobel de Literatura de 1989, Camilo José Cela, sin hacer concesiones gratuitas, decantó su ingenio hacia una mayor comprensión del oficio periodístico, augurando éxitos al comunicador que aspirara “al entendimiento intelectual y no al presentimiento visceral de los sucesos y las situaciones”, en una permanente (y sana) revisión de su actitud personal frente a la realidad. Tomando en cuenta la variedad de circunstancias que complejizan la relación entre el profesional de la noticia y el movedizo terreno de los hechos, la reflexión es oportuna.

    Por supuesto, difieren las formas en que un medio de comunicación, ejerciendo su libertad, responde a la obligación de informar con veracidad. Lo que tendría que ser uniforme es el esfuerzo —no solo constante, sino creciente— de conquistar esa cuota mínima de conciencia y responsabilidad que idealmente debería estar detrás de toda búsqueda honesta de la verdad. Es ahí, en ese pequeño hueco, donde se ganan o se pierden credibilidades.

    Volviendo a citar el Dodecálogo de Cela, ahí se establece: “El respeto a la verdad, el sencillo e inmediato homenaje que día a día ha de prestarse a la verdad, debe guiar los pasos del periodista que aspire a representar su papel con dignidad, grandeza y eficacia…”. Y efectivamente, al ámbito de la conciencia editorial pertenece el deber de preguntarse, en medio del ajetreo diario, qué criterios definen lo que se considera de interés público y cómo se aplicarán estos criterios en la articulación de la noticia. Y allí, como en casi todo, las propuestas son tan múltiples como los pensamientos, las experiencias y hasta los prejuicios.

    El problema, muchas veces, no estriba en definir qué verdad se dice, sino de cuánta verdad se prescinde. Provoca desconfianza, por ejemplo, la actitud del que yo llamo “periodista mosca”, ese tipo de merodeador de la noticia que va a la realidad con la misma avidez de las moscas en los jardines: buscando única y exclusivamente los desperdicios. Este instinto coprófago no se limita a “nutrirse” de la podredumbre, sino que la presenta como lo más emblemático del contorno. Lo cuestionable aquí no es que se quiera hablar de la porquería que pueda haber en un jardín, sino la pretensión de convertir esa porquería ¡en todo el jardín!

    En casos muy polémicos, exponer parcialmente la verdad puede ser tan poco ético como no exponerla. Dependiendo de los alcances que tenga su nota, un periodista profesional sabe que el contexto es un deber ineludible

    En casos muy polémicos, exponer parcialmente la verdad puede ser tan poco ético como no exponerla. Dependiendo de los alcances que tenga su nota, un periodista profesional sabe que el contexto es un deber ineludible. Y contextualizar significa ofrecer al público la perspectiva real del jardín que se tiene ante los ojos, presentando sin exageración las distancias que median entre las rosas fragantes y los excrementos.

    Hubert Beuve-Méry, fundador del diario Le Monde, dijo una vez: “En periodismo la objetividad no existe; la honestidad, sí”. Lamentablemente, antes que para descubrir la verdad y exponerla, algunos ejercen su labor para justificar teorías propias. A cambio de su atención o preferencia, sin embargo, lo que el público demanda es integridad profesional, y eso es lo mínimo que un periodista puede y debe ofrecerle.

    Si buceamos en las complejidades de la naturaleza humana, a nadie debe extrañar que la libertad de expresión sea una de las más vulnerables conquistas de la civilización moderna. Pese a esa fragilidad, sin embargo, debe insistirse en que el periodismo honesto, ejercido con valentía, bien puede ser el último reducto de las democracias agonizantes.

  • Avivemos

    Avivemos

    Hace dos años y medio, Chile y Colombia solicitaron a la Corte Interamericana de Derechos Humanos su opinión sobre las obligaciones de los Estados para enfrentar la emergencia climática. Ello, desde el conjunto de normas que les determinan deberes específicos para garantizar y promover el respeto de la dignidad de las personas y los pueblos; es decir, el derecho internacional de los derechos humanos. El recién pasado 29 de mayo, el tribunal regional publicó su dictamen enmarcando dicha emergencia en la llamada “triple crisis planetaria” que contempla, además, otros dos fenómenos relacionados y retroalimentados todos entre sí: la contaminación y la pérdida de biodiversidad. Veamos cómo estamos acá en cuanto al tercer asunto.

    ¿Que debe entenderse por biodiversidad o diversidad biológica? Estos términos se refieren “a la variabilidad de organismos vivos de cualquier fuente, incluidos, entre otras cosas, los ecosistemas terrestres y marinos y otros ecosistemas acuáticos y los complejos ecológicos de los que forman parte”. Eso se lee en el respectivo convenio de las Naciones Unidas, parido en Río de Janeiro en junio de 1992; se trata de “la diversidad dentro de cada especie y entre las especies, así como de los ecosistemas, incluidas las plantas, los animales, las bacterias y los hongos”. 

    Hablamos, pues, de la vida en todas sus manifestaciones. Y en nuestro país, esta se encuentra en gravísimo peligro. Por ello, en serio, hablamos además de un verdadero ecocidio. ¡Sí! Ante nuestras narices están destruyendo de forma  inmisericordemente intencional el medio ambiente, pese a ser el salvadoreño uno de los Estados firmantes del citado documento. Detrás de Haití, El Salvador es el territorio más dolido y doliente de nuestro continente en cuanto a la salud de sus bosques; eso ocurre tanto en lo relativo a su degradación como a su deforestación. La primera tiene que ver con reducir su calidad; la segunda, con talar árboles y mochar más vegetación.

    No se trata de señalar únicamente a Nayib Bukele en sus dos etapas: la constitucional y la inconstitucional. Los graves daños a nuestro ecosistema se remontan hasta, al menos, los años iniciales de la guerra y la estrategia de “tierra arrasada” impulsada por la dictadura genocida que incluyó bombardeos “normales”, con napalm y con fósforo blanco; esta ocasionó terribles efectos entre la población no combatiente y su entorno. También contribuyeron en menor medida, hay que decirlo, acciones guerrilleras con consecuencias graves en este ámbito. Pero del 2019 a la fecha, la devastación ambiental ha sido más acelerada e imparable.

    A los permisos para construir por todos lados, la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) agrega en su balance del 2024 la inseguridad hídrica y alimentaria, el cambio climático, la explotación de manglares y la contaminación de zonas costeras, entre otras burradas. Mención especial merece el haber revivido legalmente la ilegitima extracción minera. Asimismo, Ricardo Navarro, del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), sostuvo que las primeras lluvias de este año provocaron “inundaciones, desbordamientos y caída de árboles” en nuestra comarca; eso ‒señaló el Premio Ambiental Goldman 1995‒ presagia que se nos viene encima “un escenario climático inusual”. Finalmente, Berta Medrano ‒directora de Gaia El Salvador‒ aseguró que estamos en “desventaja”; nuestra vulnerabilidad, advirtió, es “mucho más grave” que en el resto de América. 

    Para acabar de joder, con la depredadora ambición urbanizadora para satisfacción de sectores pudientes y la permisibilidad oficialista junto a sus aparatosas megaobras innecesarias como el “estadio chino” ‒ocupando 175 000 metros cuadrados, para un fútbol chambón‒ se están terminando nuestro ya casi esclerótico pulmón capitalino: El Espino. Y hoy resulta que, además, construirán allí el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO) que abarcará un terreno de casi 56 000 metros cuadrados, superando los 55 000 del Parque Tepeyac ‒centro comercial ubicado en la Ciudad de México‒ y el área construida de la primera etapa del parque industrial Circunvalación Norte situado en Santiago, República Dominicana, y valorado en 40 millones de dólares.

    Pero circula ya la denuncia pública contra el  nuevo CIFCO cuyo proyecto “ha sido aprobado sin consulta ciudadana, sin estudios públicos de impacto ambiental y en completa opacidad”. “El Espino ‒continúa dicha censura‒ es hábitat de especies en riesgo como el torogoz, la ardilla roja, el tacuazín y más de 100 especies de aves y mariposas que contribuyen a la salud del ecosistema. También es fuente de recarga hídrica vital para San Salvador”. Por ello, se exige la suspensión de esa y otras obras “de tala o construcción” así como la consulta a organizaciones ambientalistas, universidades y comunidades. Debe protegerse permanentemente “toda la finca El Espino como reserva ecológica”; seguir acabándosela “es abrir paso a un colapso ambiental y a la pérdida irreversible de biodiversidad”. ¡Avivemos pues!

  • El jubileo del Divino Tesoro 2025: Una ruta para descubrir y transformarse

    El jubileo del Divino Tesoro 2025: Una ruta para descubrir y transformarse

    Nada permanece, todo se renueva; la crónica es un viaje de exploración que nos transforma. Siempre es bueno reencontrarse, para no perderse y perdonarse, huir de la desmemoria dramática del pasado, buscar tiempo para nosotros; y, así, poder ahondar en el tema de la concordia y en el crecimiento anímico. Realmente, la pasividad es lo que nos destruye, somos seres en activo, deseosos de impulsar la cercanía en este peregrinar por aquí abajo, donde todos necesitamos de la caricia visual de una mirada para ilusionarnos. Lo sustancial radica en no desfallecer, puesto que tampoco se nace joven, hay que adquirir el soplo de la juventud; y, sin un modelo, no se logra el cambio. Desde luego, tanto el referente como la referencia radica en la auténtica expectativa, esa que no defrauda y nos restituye.

    Me van a permitir que piense en el Jubileo del divino tesoro 2025, llevado a cabo en estos días en Roma, donde llegan multitud de peregrinos esperanzados y en otros lugares, que no pudiendo estar en la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo, lo celebrarán en las Iglesias particulares. Ojalá pueda ser para todos un momento de hallazgo amistoso, de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, puerta redentora y salvación para los creyentes. Al fin y al cabo, en el amor y en el amar anida el máximo consuelo, tras una biografía que está hecha de alegrías y dolores. Sea como fuere, la convicción jamás puede derrumbarse frente al sufrimiento; al igual que, el cariño, que suele ponerse a prueba cuando crecen los aprietos. Lo sustancial es no abandonarse y perseverar en la confianza.

    Bajo el vínculo del compañerismo que nos hermana, es verdad que en los ojos del joven arde la llama, pero en los más mayores de igual forma brilla la luz del Jubileo Católico 2025, un evento trascendental dentro de la Iglesia que se celebra cada veinticinco años, invitando a los fieles de todo el orbe a un tiempo de renovación espiritual, reconciliación y encuentro. Será un buen momento, sin duda, para activar la cultura del abrazo con la mejor salud del alma, el hálito donante; simbolizando, con ello, que la solidaridad y la fraternidad debe unir a todos los pueblos. No olvidemos, en consecuencia, que ninguno de nosotros vino al mundo como una individualidad aislada, sino vinculada a sus análogos, por el mero hecho del cordón umbilical.

    Nuestra dimensión comunitaria, consecuentemente, es algo natural, una manera de referirse a la persona, al ser que somos, nos sólo en el ámbito biológico, también en cuanto a conciencia, voluntad, inteligencia, raciocinios, sentimientos y tantos otros añadidos vivientes, siendo todo igualmente una comunión de pasión perenne que ni siquiera la muerte puede empañar. De ahí, la importancia de poner en valor al espíritu de la enmienda, que es como el alma del Jubileo, redescubriendo en particular nuestras propias miserias humanas. Hoy más que nunca, tenemos que aprender a reprendernos y a desprendernos, a increparnos y a compartir, en lo cotidiano y en lo pequeño, porque uno ha de ser para los demás, lo que los demás quiere que sean para uno.

    Estos signos de vitalidad del apego, nos recuerdan que nada está perdido y que todo puede renacerse, comenzando por nuestro interior que se va renovando cada aurora. Precisamente, la vocación de todo ser es sentir la poesía como parte de sí, no el poder. Seremos signo de esperanza, a cualquier edad y en cualquier instante, con un compromiso de vida; tanto en la primavera de la juventud, como en la plenitud del verano de la edad madura y después asimismo en el otoño y en el invierno de la vejez y, por último, en la hora de la muerte. Descansemos, pues, reflexivamente oyendo esas riadas de testimonios diversos. La cuestión es activar una tierra inédita, donde no sólo mejore la previsión de la economía mundial, incluso la ayuda humanitaria no cese y la conciliación nos gobierne.

  • El monumental Cuscatlán, la gran ventaja pérdida

    El monumental Cuscatlán, la gran ventaja pérdida

    Sí El Salvador no clasifica al mundial de fútbol de 2026, quizá nunca más lo haga, pues para el Mundial de 2030, México, Estados Unidos y Canadá tendrán que eliminarse con el resto de equipos de la Concacaf. Es ahora o nunca, cuando la Selecta Cuscatleca tiene una ligera oportunidad, desgraciadamente esa posibilidad nos llega en el peor momento de fútbol salvadoreño; con una liga nacional nada profesional, con dirigentes incapaces y nada visionarios, con una afición desligada y con una federación bajo la tutela de extranjeros.

    El Salvador está en el grupo clasificatorio junto a Guatemala, Surinam y Panamá. De aquí saldrá directo para el Mundial el primer lugar, mientras que el segundo tendrá la opción de estar entre los dos mejores segundos de los tres grupos para tender opción de un repechaje.Guatemala tuvo una destacadísima participación en la recién finalizada Copa Oro, donde se quedó en semifinales ante Estados Unidos; Surinam, es una selección que ha avanzado mucho con sus jugadores codeándose en Europa y que recientemente le dio una bailada a El Salvador en el Estadio Cuscatlán; y Panamá es el país centroamericano que mejor desempeño tiene a nivel de selecciones del área por ende es el país favorito para clasificar de manera directa al Mundial 2026.

    Con casi todos los factores en contra la esperanza y la ilusión es lo último que como aficionados (léase masoquistas) perdemos y confiamos en Dios (al igual que los creyentes de todas las naciones) en que pase algo para que clasifiquemos. Obviamente se requiere capacidad, trabajo, entrega, planificación y esfuerzo colectivo e individual. La Selecta es el equipo de todos y cada uno debemos aportar lo que nos corresponde. Cuando juega la Selecta jugamos todos.

    A nuestro favor no tenemos mucho, pues si bien es cierto la Selecta es dirigida por un técnico tres veces mundialista, parece ser que está desfasado y que ahora es experto en perorata y/o retórica futbolística, a eso se agrega que nuestros seleccionados no juegan en ligas élites aunque se creen “estrellas” y que la Federación de Fútbol está en plena transición regularizadora dirigida por un ciudadano panameño, cuyo país es nuestro rival de grupo y por ende tiene un interés específico. A eso añadamos el poco profesionalismo de muchos periodistas deportivos que opinan como fanáticos y se creen expertos en las ligas europeas, especialmente la española e inglesa,  y del nivel malinchista de muchos aficionados que se sienten catalanes o madridistas, pero que ni siquiera conocen la avenida España de San Salvador.

    Lo poco que teníamos lo despilfarramos.  El Estadio Cuscatlán, un inmueble privado, bastión de la Selecta en algunas circunstancias, ha sido descartado como sede de los encuentros ante Panamá y Guatemala, juegos programados para el 10 y  14 de octubre respectivamente, debido a que el 4 de dicho mes la empresa dueña del estadio ha prestado el inmueble para un concierto de la banda de hard rock Guns N´ Roses. En junio de 2022 días antes del juego de la Selecta hubo un concierto similar y la grama quedó literalmente destrozada.

    No se sabe si los dueños  del estadio aprobaron el uso del escenario para el concierto porque su interés es estrictamente económico y les importa un comino la Selección, o si hubo algún factor de planificación anómalo. Lo cierto es que los duelos contra Panamá (la patria de Rolando González, el presidente de la Comisión Regularizadora de la Federación Salvadoreña de Fútbol) y Guatemala se jugarán en el estadio Jorge  “Mágico” González, un bonito estadio renovado, con una excelente cancha, pero con algunas desventajas respecto al Cuscatlán.

    En el Cuscatlán caben más aficionados que a la vez están más cerca de la cancha y por consiguiente dan un aliento más sensible. Los aficionados están a unos diez o menos metros de la cancha, lo que resulta agobiante para los jugadores rivales. En el “Mágico” la afición está a 25 o más metros de distancia de la cancha y la presión es menor hacia los equipos (especialmente los visitantes). Varios medios han encuestado a los seleccionados y estos han manifestado su preferencia por el Cuscatlán, por el aliento cercano que reciben de la afición.

    Dirigentes de Panamá, Guatemala, México, Estados Unidos, Costa Rica, Honduras, Canadá y otros países han manifestado su temor de jugar en el Cuscatlán, de donde se han llevado amargos resultados, incluso el periodismo deportivo de la región ha calificado el Cuscatlán como un verdadero infierno para sus selecciones, por la presión que baja desde los graderíos.

    Todos recordarán aquella tarde-noche del domingo 22 de junio de 2008 cuando, en el monumental estadio Cuscatlán, El Salvador remontó bajo la lluvia y el apoyo incondicional de la afición a la selección panameña. El Salvador había perdido 0-1 en Panamá y en el Cuscatlán comenzó perdiendo, pero los miles de aficionados que colmaron el monumental no dejaron de alentar y finalmente en el segundo tiempo se remontó 3-1, con aquellos dos goles de Eliseo Quintanilla y aquel antológico gol que anotó con la espal José Martínez, pero que fue atribuido a Luis Anaya, el zaguero que disparó a la meta que era defendida por Panamá. En aquella ocasión El Salvador clasificó a la siguiente fase teniendo como aliados el Cuscatlán y la noble afición.

    México, los actuales monarcas de la Concacaf, ya se ha ido derrotado en dos ocasiones, víctimas de la Selecta y del apoyo abrumador de la afición que ha vestido de azul el Cuscatlán, un estadio que genera miedo en las selecciones rivales y  cuya ventaja hemos disminuido al perder su autorización para los duelos contra Panamá y Guatemala, cuyos dirigentes deben estar muy contentos.

    Rumbo a una clasificación mundialista no se puede mi debe dar ventajas. Bolivia, quizá la peor selección de Suramérica se lleva sus partidos de local a la ciudad de mayor altura para sacar ventaja y está en su derecho. Nosotros, en El Salvador, por desidia, nula planificación, desinterés total, mala intención, intereses malsanos o simplemente por “pendejos” perdemos una ligera ventaja que en ocasiones se convierte en una ventaja gigante.

    Ojalá se pudiera hacer algo para revertir la situación, de lo contrario habrá que ir al “Mágico” a gritar el Himno Nacional y a apoyar a la Selecta que pese a sus enormes falencias tiene la posibilidad (mínima) de ir al mundial 2026… Si no es ahora, quizás nunca. En Dios confiamos.

     

    *Jaime Ulises Marinero es periodista

  • Eco de crisol

    Eco de crisol

    El prefijo re, según la Real Academia de la Lengua Española, significa  repetición, volver a construir, denota intensificación e indica resistencia. Y la palabra resignificar nos propone replantear la manera de cómo se ha concebido una idea, un evento o un hecho; nos reta a  entender en su esencia lo que puede tener sus variantes a través de los cambios, pero que no desaparece en la realidad palpable.

    El concepto anterior de resignificar, es lo  que  el artista salvadoreño Oscar Pérez, plasmó  en su obra “Estructura Ritual XVIII”, resultando ganadora, obteniendo el premio único en Escultura, hace unos días en la XX Bienal de Escultura y Cerámica, certamen realizado en el vecino país de Honduras. Una obra que nos lleva a repensar y observar dentro de nuestras periferias, a notar la fusión cultural y ver esta tierra como un crisol donde se han fundido muchos materiales llegando a edificar la estructura de las ciudades, de nuestras ciudades. 

    Y es que como una interrogante de conciencia histórica, queda en repensar sin ningún sesgo de subalterno, de qué manera la colonización en nuestros pueblos encarriló o desvió sus destinos. Seguramente, el concepto de modernidad no llegaría a ser lineal en esos tiempos, dando paso a centrar el desarrollo y formulación de pensamiento desde la  Europa misma; posiblemente eso nos dejó en la banca primitiva desde donde la riqueza  espiritual de una cosmovisión fue interpretada como una característica de nativos que no conocían más allá del horizonte y que debían sumarse al empuje y descubrimiento de reinos lejanos. 

    Pero era un proceso tan propio como el destino de cada individuo, que es necesario poder transitarlo y vivirlo a cada paso, sin interferencias, sino a consecuencia natural y para el caso de una civilización que a través de una racionalización natural, posiblemente, quedó un enorme trecho histórico extraviado. Con certeza pienso que en esta civilización ya conocían de experiencias  espirituales y sensoriales, antes de estar frente a simbolismos que de repente los tuvieron al frente. Muy probablemente, ya conocían el agradecimiento hacia el Universo al sentir el sol alumbrar sus caminos, calentar sus cuerpos y hacer producir y florecer la tierra.

    Pero esta reflexión es reconsiderando un acontecimiento que inevitablemente sucedió. Opiniones varias de todas fuentes en torno a este evento colonizador, sin embargo siempre está la posibilidad de replantear, reformular y revisar que se ganó, que se perdió.

    Al contemplar esta obra, también imagino que la identidad de un pueblo, de este pueblo aún permanece híbrida, buscando encontrar en espejos todo lo que se alinee con lo que suene a progreso, a modernidad, pero de vez en cuando los espejos reflejan algo que aún persiste, es el eco del crisol.

     

  • Hay solución para Palestina

    Hay solución para Palestina

    Es una afirmación, no una pregunta. Pero ahora pareciera que hay que ‘inventar’ una solución, porque la despiadada acción de los halcones israelíes ha sido tan brutal y contundente que no deja resquicios. Sin embargo, hay que plantear las cosas con el máximo realismo.

    Antes que todo hay que decir que está claro ya que los actores principales para solucionar la situación de Palestina no son dos (Palestina e Israel). Si no se parte de esto, el camino es intransitable.

    El tercer actor en este cuadro es Estados Unidos. Sin ese elemento los dirigentes actuales de Israel no podrían operar con la impunidad y la crueldad como lo hacen. Y este no es un asunto de republicanos o demócratas, porque desde siempre cualesquiera de las administraciones norteamericanas han actuado en favor de los distintos gobiernos de Israel. La actual administración Trump lo hace con un cinismo espeluznante. Y eso que solo se conocen las declaraciones públicas. ¡Cómo será en privado!

    Los otros actores son las otras grandes potencias y los estados periféricos a Israel y Palestina.

    Las grandes potencias europeas Alemania, Gran Bretaña y Francia pueden hacer mucho más de lo que hacen. Macron, acaba de anunciar que modificará la posición de Francia al reconocer a Palestina. ¡Cuánto tiempo después! Pero, bueno, algo es algo. Alemania, sus dirigentes, ‘hablan en lenguas’. El canciller alemán, Friedrich Merz, el lunes 21 de julio dijo, de forma textual: ‘La forma en que el ejército israelí está actuando allí es inaceptable’. Pero su portavoz, a continuación, dijo otra cosa: ‘El Gobierno alemán no considera que el proceder de Israel en la Franja de Gaza constituya un genocidio’. ¿Entonces a qué juega Merz?

    Y las otras dos grandes potencias que tienen que ver con este asunto, por su peso en el mundo, son China y Rusia. ¿Qué puede decir Rusia si está embarrada hasta las narices en Ucrania? China habla ‘quedito’ (como cuando mi abuelo me hablaba suave y me contaba cosas que pasaban donde vivía, pero no quería que nadie se enterara que me las contaba), para que todos vean que gesticula, pero en realidad no dice nada sustantivo.

    Como está claro para todos, las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad en particular han dejado de ser funcionales y son incapaces de detener ese genocidio contra los palestinos en Gaza. Es decir, el mundo en este momento se mueve al garete y al antojo de lo que las grandes potencias quieran o no quieran hacer.

    Pero a pesar de esto, sí hay una solución para Palestina. Y por supuesto que no es la que Benjamin Netanyahu pregona (y Trump respaldaría), y que no solo es inhumana sino absurda.

    Para dar con la solución en Palestina hay que abandonar toda hipocresía. Basta con que los mercaderes de armas ―que se sabe quiénes son y cómo están articulados a los gobiernos de las grandes potencias― suspendan el suministro de todo armamento al ejército israelí. De ahí la importancia del paso de Macron. ¿Lo dará Gran Bretaña donde empresas con sede allí triangulan armas para Israel?

    Es claro que Trump (y a quienes representa) no dejarán de apoyar a Netanyahu, por mucho que sea ya un impresentable. Es el Consejo de Seguridad, sus miembros, moviéndose por la libre, como puedan comenzar a cambiar el cuadro de la situación de Palestina.

    La posición de los halcones israelíes encabezados por Netanyahu es clara: ‘La ONU crea una excusa y una mentira sobre el Estado de Israel. Dicen: No te dejan entrar con suministros humanitarios. Hay bisagras seguras. Estuvieron allí todo el tiempo, pero hoy es oficial. No habrá más excusas. Continuaremos luchando, continuaremos actuando hasta que logremos todos nuestros objetivos de guerra, hasta la victoria completa’. Eso lo acaba de decir Netanyahu.

    Y por eso mismo es que hay solución para Palestina, porque el objetivo de ese pequeño sector de israelíes que están en el poder es eliminar a Palestina, eliminando a sus habitantes.

    La acción terrorista de Hamás, del 7 de octubre de 2023, generó un cuadro donde los halcones israelíes han aprovechado para ir tras una ‘solución final’.

    La respuesta a Macron por parte del ministro de Justicia israelí, Yariv Levin, no puede ser más clara: ‘La decisión del presidente francés Macron de reconocer el Estado palestino ficticio es una mancha negra en la historia francesa y la ayuda directa al terrorismo. La Tierra de Israel pertenece al pueblo de Israel, e incluso la declaración del presidente Macron no puede cambiar eso. Este es el momento de aplicar la soberanía israelí en Cisjordania y el Valle del Jordán’.

    ¿Qué hacer? Pues deben cesar las acciones militares en Gaza y así salvar a los palestinos allí. Las tropas israelíes deben salir de Gaza.

    Hay que proteger a los palestinos en Cisjordania, porque los halcones israelíes ya dijeron que van tras ellos.

    Hay que declarar zona de paz Palestina e Israel, y comenzar a desarmar a todo mundo. Solo así es posible convivir en paz.

    Hay que regresar al acuerdo de 1948. De eso va la posición actual de Francia.

    Todo eso es posible.

    *Jaime Barba, REGIÓN Centro de Investigaciones

  • El desafío de la privacidad de los datos

    El desafío de la privacidad de los datos

    Vivimos en la era de los datos. Cada clic, cada transacción y cada interacción digital genera información que, aunque parezca trivial, forma parte de nuestra identidad. La información personal se ha convertido en uno de los activos más codiciados por empresas, gobiernos y actores sin escrúpulos. En este contexto, el derecho a la protección de los datos personales no es una cuestión secundaria, sino un elemento esencial del Estado constitucional de derecho. En El Salvador, aunque la Constitución no contiene una cláusula específica sobre este derecho, la doctrina, la jurisprudencia lo han reconocido como parte del derecho a la intimidad y a la autodeterminación informativa. 

    En este marco, el hábeas data aparece como una garantía indispensable. El artículo 2 inciso 1º de la Constitución de la República de El Salvador consagra los derechos a la vida, a la integridad física y moral, a la libertad, a la seguridad, al trabajo y a la propiedad, y expresa que “toda persona tiene derecho al respeto y protección de su honor, reputación e intimidad personal y familiar”. Este es el punto de partida para la protección de los datos personales, que son expresión de la esfera íntima del individuo.

    La Sala de lo Constitucional, en sentencias como la Ref. 53-2005 y Ref. 308-2010, ha afirmado que la vida privada se proyecta como un espacio de reserva frente a terceros —estatales o privados— en cuanto a la recolección, almacenamiento, difusión o comercialización de datos personales sin el consentimiento informado de su titular. De manera que el uso indebido de bases de datos es una práctica común. Empresas de servicios, bancos, aseguradoras y hasta estructuras del Estado manejan con poca o nula regulación información altamente sensible: número de DUI, ubicación geográfica, historial crediticio, condiciones médicas, preferencias de consumo, entre otros.

    La reventa de bases de datos, la vigilancia sin orden judicial o el uso político de la información representan violaciones serias a la privacidad, pero también una amenaza al derecho de autodeterminación del ciudadano. Como advierte el jurista italiano Stefano Rodotà, «la información personal ya no es solo un dato; es poder, y quien lo controla, gobierna». El hábeas data es una figura jurídica que permite a todo ciudadano acceder, rectificar, actualizar, cancelar o suprimir la información personal que se encuentra en bancos de datos públicos o privados, especialmente cuando se hace un uso ilegal o no autorizado de ella.

    Aunque la Constitución salvadoreña no regula expresamente el hábeas data, este puede interpretarse como una garantía implícita derivada de los artículos 2 (vida privada), 11 (debido proceso) y 144 (aplicación directa de tratados internacionales de derechos humanos). La jurisprudencia de la Sala de lo Constitucional ha dejado la puerta abierta a la aplicación del hábeas data mediante el proceso de amparo. En resoluciones como la Ref. 97-2011, la Sala reconoció el derecho del ciudadano a conocer y exigir la corrección de los datos que sobre él obran en entidades del Estado, como el Ministerio de Hacienda o la Policía Nacional Civil.

    A su vez, la Ley de Acceso a la Información Pública (LAIP), en su artículo 4 literal f), reconoce el derecho de las personas a la protección de sus datos personales, y en los artículos 29 a 34 establece obligaciones para los entes obligados respecto al tratamiento de datos sensibles. En América Latina, países como Colombia, Argentina y Perú han constitucionalizado el hábeas data como una garantía autónoma. La Corte Constitucional de Colombia ha sido pionera al reconocerlo como un “mecanismo de defensa del individuo frente al poder informático”.

    Doctrinalmente, el hábeas data ha sido definido como “el derecho fundamental que tiene toda persona de acceder a la información que sobre sí misma esté registrada en bases de datos, así como a exigir su rectificación o supresión si fuera inexacta o estuviera siendo utilizada con fines ilícitos o sin consentimiento” (Gregorio Badeni). En Europa, el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) ha consolidado este derecho, imponiendo obligaciones estrictas a empresas y autoridades sobre el consentimiento, portabilidad, minimización y exactitud de los datos.

    El Salvador carece actualmente de una Ley General de Protección de Datos Personales, lo que deja a los ciudadanos en una situación de vulnerabilidad, especialmente frente a grandes entidades financieras, tecnológicas o estatales. Si bien la LAIP contiene algunas normas al respecto, estas son insuficientes para enfrentar los desafíos actuales. La creación de un procedimiento específico de hábeas data, como garantía autónoma ante la Sala de lo Constitucional o ante una autoridad administrativa especializada, permitiría a los ciudadanos exigir el respeto a su intimidad, honrar el mandato del Art. 2 Cn y asegurar el control sobre su información.

  • Jose Martí no fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada.

    Jose Martí no fue el autor intelectual del ataque al cuartel Moncada.

    Tengo la firme convicción de que una de las efemérides más lamentable de la historia de Cuba, con graves repercusiones en numerosos países lejos de nuestras costas, fue y es, el 26 de julio de 1953, fecha del ataque al cuartel Moncada y el día que Fidel Castro ingreso a la historia nacional para destruir el futuro de una república hoy extinta
    Fidel Castro, desde sus tiempos de pandillero universitario contó con una pequeña corte de incondicionales, pero nunca disfrutó de la confianza popular para lograr una de las muchas posiciones electas a las que siempre aspiró, incluida la presidencia de la Federación Estudiantil Universitaria, FEU, igual posición en la Facultad de Leyes o Representante a la Cámara, esta última ambición truncada por el nefasto golpe militar del 10 de marzo de 1952.
    Es de suponer que Castro recibió con agrado el golpe militar. Sus muchos fracasos en las lides electivas le convencieron de que era más fácil luchar con las armas que participar en una contienda electoral en la que el perdedor desaparecía sin gloria y el ganador, tenía que someterse periódicamente a la voluntad popular.
    Castro en los primeros años de su tiranía intento restarles valor histórico a nuestras guerras de independencia,  aduciendo que los patriotas habían actuado por intereses mezquinos, excluyendo únicamente a Martí, al que le atribuía todas las virtudes cívicas imaginables, no por respeto al patricio, sino para utilizarlo como comodín en la construcción del sistema totalitario, de ahí, que una de sus primeras consignas, en los mismos días del ataque al cuartel, fuera que «José Martí es el autor intelectual de esta revolución”.
    Castro, un notable discípulo de los mejores propagandistas del marxismo y el fascismo, proclamaba a toda voz las virtudes de Martí, alegando constantemente que el Maestro había sido su inspiración mientras negaba uno de los pensamientos más excelso del apóstol, “y pongamos alrededor de la estrella, en la bandera nueva, esta fórmula del amor triunfante- Con todos, y para el bien de todos”.
    Las mentiras de Castro, la usurpación de la vida y obra de Martí para justificar el totalitarismo, condujo a Carmen Gómez de Toro a organizar una conferencia con académicos especializados en la vida y obra de esté cubano eminente, que luego compilo y publico con el titulo que hemos escamoteado para esta columna.
    Gómez de Toro en la presentación de su libro afirma aspectos del evangelio martiano como la libertad, soberanía y dignidad humana, que son diametralmente opuesto al sistema totalitario cubano, mientras nos hace recordar un comentario del apóstol “El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital; es la armonía, la conciliación, el acercamiento común del uno al otro”, agregando que Martí dividía a los hombre en dos bandos, “Los que aman y construyen y los que odian y destruyen” como ha sido el resultado de la vida y obra de Fidel Castro, un devastador de vidas y haciendas.
    Los estudiosos en la vida de Jose Martí que participaron en la conferencia fueron los académicos Eduardo Lolo, Jose Raúl Vidal, Emilio Sánchez y Daniel Pedreira, quienes demostraron en sus respectivas ponencias, que esa primera consigna del totalitarismo castrista es una falacia sin el más mínimo viso de autenticidad.
    En el libro el doctor Emilio Sánchez afirma, “La tergiversación de las ideas de José Martí con fines políticos aflora de inmediato, una vez que se lee atentamente su espléndida obra”, por su parte el doctor Eduardo Lolo, “Una revolución es necesaria todavía ¡la que no haga presidente a su caudillo, la revolución contra todas las revoluciones”.
    Este acercamiento a Jose Martí auspiciado por Carmen de Toro, se enriquece aun mas con la expresión que rememora el también doctor Daniel Pedreira, “La patria no es de nadie, y si es de alguien será y esto solo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia”  el libro cierra con la conferencia de un joven cubano, Jose Raúl Vidal y Franco,  que aunque creció bajo el totalitarismo tuvo la inteligencia y el coraje de deslastrar a Jose Martí de las mentiras injuriosas del castrismo, recordando un fragmento de lo que escribiera el insigne cubano sobre Carlos Marx a su muerte, «Espanta la tarea de echar los hombres sobre los hombres”.
    *Pedro Corzo es periodista cubano
  • El Salvador en 2065: vejez masiva, gasto insostenible

    El Salvador en 2065: vejez masiva, gasto insostenible

    Hace 30 años, la escritora británica P.D. James incursionó en la ciencia ficción distópica con su novela Los hijos de los hombres (1992), obra que más tarde fue adaptada al cine por el director Alfonso Cuarón. La pieza central del libro gira en torno a las profundas consecuencias sociales, políticas y psicológicas de una repentina e inexplicable infertilidad global que condena a la humanidad a la extinción en el plazo de una generación.

    Uno de los aspectos más inquietantes que presenta la novela es el ritual denominado “the Quietus”, un mecanismo apoyado por los gobiernos para facilitar el suicidio de personas mayores, presentado como “una salida digna” ante la decadencia social y la ausencia de futuro. Este acto, lejos de ser solo ficción, sirve como advertencia y reflexión sobre las formas en que las sociedades podrían manejar la desesperanza colectiva y la crisis demográfica en contextos de colapso.

    La analogía con la actualidad es inevitable al observar cómo, en varios países caracterizados por tasas de fertilidad muy bajas, se han acelerado los debates y las legislaciones en torno al suicidio asistido y la eutanasia. Países como Canadá, Suiza, Bélgica y Países Bajos han avanzado considerablemente en la legalización y regulación de estas prácticas, muchas veces argumentando la autonomía personal y el “derecho a una muerte digna” ante el sufrimiento físico o psicológico severo.

    Esta tendencia ha generado intensos debates éticos, sociales y filosóficos sobre el valor de la vida, el envejecimiento de la población y el papel del Estado en el final de la existencia humana. Es un hecho que la tasa de fertilidad global se ha disminuido a la mitad desde 1950, con la mayoría de los países muy por debajo del nivel de reemplazo. Es inquietante observar como la pirámide poblacional comienza progresivamente a invertirse, no solamente los países occidentales ricos sino en la mayoría de los lugares fuera del continente africano.

    Una muerte digna, anuncian los partidarios de la eutanasia y el suicidio asistido. Un derecho, con el cual yo me alineo también. ¿Pero es este el incentivo único por el cual las autoridades políticas de muchos países enarbolan la bandera de la dignidad?

    En estos países, el Estado, con su poder omnímodo, se encarga tanto de pagar la manutención de los ancianos y discapacitados como de regular su muerte. En tiempos donde el peso financiero al sistema de salud se acrecienta alineado con el envejecimiento de la población, pareciese que la facilitación del suicidio se convierte en una medida de ahorro. 

    Según la OCDE (países desarrollados), el gasto en salud para personas de 65 años o más puede ser de 3 a 5 veces mayor que para personas jóvenes. Se estima que el envejecimiento por sí solo aumenta el gasto total en salud entre un 0.5% y 1% del PIB por década, si no se implementan reformas. En Estados Unidos, por ejemplo, las personas mayores de 65 años (17% de la población) representan más del 36% del gasto total en salud.

    En países como El Salvador o México, el envejecimiento poblacional aun es moderado, pero se proyecta que el gasto público en salud crecerá hasta un 1.5-2.5% adicional del PIB hacia 2050 debido al envejecimiento, si se mantienen los patrones actuales de atención. Según proyecciones específicas para el país del Fondo Monetario Internacional (FMI), en El Salvador, el envejecimiento poblacional contribuirá a un aumento significativo del costo en salud, con un incremento de alrededor del 30% del gasto como porcentaje del PIB para 2030; y más de un doble del gasto para el 2065, comparado con el 2015. 

    En 40 años, el gasto médico en nuestro país se incrementará en más del 100 %, impulsado principalmente por el envejecimiento de la población, que superará el 25 % de adultos mayores de 65 años. Para entonces, el presidente Bukele tendrá 83 años, y el actual ministro de Salud, 79. Ambos harían bien en diseñar e implementar desde ahora medidas que trasciendan la compra de “juguetes robóticos” —como los equipos para cirugía bariátrica en el hospital Zacamil— y se enfoquen en políticas públicas de salud que impulsen una verdadera reforma del sistema, orientada al fortalecimiento integral, sostenible y equitativo del mismo.

     

    • El Dr. Alfonso Rosales es médico epidemiólogo

  • Economía deportiva y política educativa

    Economía deportiva y política educativa

    Desde la óptica de la economía deportiva, el deporte no es solo un espectáculo sino una actividad económica con un impacto sociocultural que puede analizarse desde la perspectiva de la oferta y la demanda, considerando la producción, distribución y consumo de bienes y servicios deportivos, así como sus interacciones con el resto de la economía. Desde este enfoque, es posible explicar por qué el negocio del fútbol profesional ha generado equipos con presupuestos desorbitantes, por qué a pesar de ello el fútbol sigue siendo un deporte emocionante donde es difícil predecir un ganador, y por qué esto es una oportunidad para los sistemas educativos nacionales.

    El fútbol profesional opera en un mercado monopolístico u oligopolístico por varias razones. Primero, ligas como la Premier League, LaLiga y la Serie A actúan de facto como carteles al negociar de forma colectiva derechos televisivos y patrocinios, fijando tarifas elevadas y erigiendo barreras para que entren nuevos competidores. Segundo, organismos supranacionales como FIFA y UEFA controlan la organización de torneos internacionales y regulan uniformemente las transferencias y registros de jugadores, lo que les confiere un poder de mercado casi absoluto. Estas estructuras lideradas por ejecutivos con sueldos desconocidos, han permitido que clubes con gestiones eficientes o respaldados por capital foráneo acumulen presupuestos multimillonarios que superan con creces los de sus competidores.

    No obstante, pese a esta marcada disparidad económica, el propio funcionamiento del juego y las innovaciones tácticas equilibran la balanza. Esto se debe a que el talento y la táctica no solo conforman el espectáculo que vemos en el terreno de juego, sino que son insumos con distintos niveles de rendimiento de inversión que se cotizan en el mercado deportivo mediante los salarios y costos de transferencias de los grandes jugadores y cuerpos técnicos, así como en los costos de las tecnologías y herramientas orientadas a optimizar el rendimiento colectivo.

    Al analizar el rendimiento de estas inversiones en talento o táctica, estudios académicos para las grandes ligas europeas han demostrado que el talento muestra rendimientos decrecientes a escala; mientras que los recursos destinados al análisis táctico y a sistemas de juego cooperativo arrojan rendimientos crecientes en victorias, creación de ocasiones de gol y reducción de faltas. Fuera de la literatura académica, análisis de entrenadores de élite como los que componen el “Grupo de Estudio Técnico de la FIFA”, concluyeron a lo largo del Mundial de Clubes 2025 que las tácticas y las buenas tomas de decisión de los cuerpos técnicos de los equipos sudamericanos fueron clave para que estos se impusieran ante oponentes europeos con mayor solvencia financiera. Esto implica que la productividad del talento y la táctica exhiben tendencias que nivelan el terreno de juego para equipos con menos recursos, pues el costo de la inversión en talento suele ser mayor que el de la táctica. Así, los clubes de mayor presupuesto no tienen asegurado un dominio absoluto si sus rivales más pequeños alcanzan una base mínima de futbolistas de calidad y una buena preparación táctica. Esto es una buena noticia para las selecciones nacionales, especialmente las de países pequeños que trabajan con una cantidad casi fija de talento, pues una mayor inversión en aspectos tácticos puede volverlas más competitivas contra naciones con más población y futbolistas profesionales.

    Este “auge de la táctica” no es solo el resultado de la naturaleza del fútbol, sino de la incorporación de la tecnología y el análisis científico de datos. Los principales clubes del mundo emplean técnicas econométricas —modelos de regresión, análisis de datos de panel y algoritmos predictivos— no solo para definir esquemas de juego, sino también para orientar fichajes, contratos y el desarrollo de cantera. Asimismo, se ha documentado cómo equipos modestos, como el Leicester City campeón de la Premier League 2015–16, vencieron a plantillas más caras gracias a sistemas de seguimiento y monitoreo en tiempo real.

    Este interés por el análisis de datos ha permeado también entre los aficionados, desplazando el contenido “periodístico” basado en promover la rivalidad tóxica y la violencia por una demanda creciente de análisis cuantitativos y rigurosos. Esta pasión por comprender el juego puede aprovecharse en el ámbito educativo. De hecho, FIFA ha desarrollado herramientas gratuitas de análisis de datos y entrenamiento táctico diseñadas para integrarse a las clases de Educación Física o al fútbol formativo, como ya sucede en Puerto Rico. Estas metodologías no solo mejorarían el rendimiento deportivo de la niñez para nutrir las selecciones nacionales, sino que también fomentarían su éxito académico y bienestar emocional, reduciendo el absentismo y elevando la motivación por asistir a la escuela.

    En definitiva, desplazar el foco del talento individual hacia la táctica —apoyándose en herramientas de análisis de datos— no solo optimiza los resultados deportivos, sino que contribuye al desarrollo integral de la juventud. Federaciones, clubes y sistemas educativos tienen ante sí la oportunidad —y la responsabilidad— de incorporar este enfoque de manera sistemática y coordinada.

    •Gabriel Pleités, Ph.D. en economía por la Universidad de Utah y exdocente asistente de Economía Deportiva en la misma universidad.